Otro marido para Liz
Un diseñador prepara un turbante de 2,3 millones de euros para la boda de Liz Taylor
CARLOS BENITO
Martes, 3 de agosto 2010, 19:23
Unas vidas cunden mucho más que otras, y la de Elizabeth Taylor viene a equivaler a cuatro o cinco existencias concentradas en una sola persona, como si quisiera compensar los futuros truncados de tantos amigos íntimos que murieron demasiado jóvenes. Liz, una de las pocas leyendas que nos quedan de aquel viejo Hollywood que sabía fabricar sueños, tiene una biografía más apasionante que la mayoría de sus películas. De ella se ha dicho que siempre fue estrella antes que actriz, y es cierto que sus interpretaciones -que le han valido dos Oscar y un lugar eminente entre los mitos del celuloide- suelen palidecer ante una fascinante realidad de pasiones arrebatadas, excesos, 'glamour 'y, sobre todo, matrimonios, muchos matrimonios. Se ha casado ocho veces con siete maridos distintos, ya que con Richard Burton repitió, y ahora mismo, con 78 años, cuando han pasado casi siete décadas de su precoz debut en la gran pantalla, las miradas del mundo vuelven a centrarse en ella al saber que planea reincidir en su costumbre de formalizar relaciones, esta vez con su mánager personal, Jason Winters.
En principio, tampoco habría que sorprenderse demasiado: desde que se retiró en 2003, Liz Taylor aparece en las revistas con cierta frecuencia y suele ser por dos razones. Unas veces, la supuesta noticia es que está a punto de morir, algo que la diva desmiente con alguna aparición estelar: pese a una salud delicada debido a la escoliosis, la osteoporosis, los problemas cardiacos y otro buen montón de patologías, no duda en sumergirse entre tiburones o salir a la pista para bailar en su silla de ruedas, si es necesario, para mostrar que su radiante mirada violeta sigue reluciendo. Otras veces, la noticia es que va a añadir un marido a su lista, tan parada desde que se divorció de Larry Fortensky en 1996. Suele tratarse de rumores sin fundamento, pero esta vez... la cosa parece sólida. La agencia especializada en celebridades Bang Showbiz no solo ha difundido que la boda se celebrará en lo que queda de año, sino que ha hablado directamente con Keith Holman, el diseñador encargado de vestir a Liz para la ocasión.
La actriz siempre se ha destacado por apreciar los turbantes y las túnicas, y de todo habrá en su atuendo de novia. Lo más llamativo es la pieza que le cubrirá la cabeza, valorada en 2,3 millones de euros y adornada con dos diamantes amarillos de 40 quilates y una piedra central de 30, con otros componentes de platino, oro y plata. «Hay doce artistas trabajando en ella», detalla el diseñador, que en los ochenta colaboró con Michael Jackson, el gran amigo de la actriz. «Es algo absolutamente espléndido, una pieza única, irrepetible». Holman también se encarga del vestido de novia, que será un kaftán de seda a juego con el turbante. «No es blanco, es crudo -ha precisado la astróloga Jackie Stallone, amiga de Liz e invitada a la boda-. El turbante, las piedras, las joyas, es algo asombroso. Adora las piedras preciosas y tres millones de dólares no significan nada para ella». La extravagante madre de Sylvester Stallone ha revelado también que la fiesta, con unos doscientos invitados, se celebrará en un lugar secreto y no se imprimirán invitaciones: «No va a ser algo formal, sino una 'garden party'», ha aclarado.
¿Y de dónde sale ese tal Jason Winters? Veintinueve años más joven que Liz, es uno de los propietarios de la agencia Sterling Winters, que representa a artistas como Janet Jackson. El atentísimo Jason actúa como acompañante personal de la actriz y se ha convertido en una presencia habitual a su lado desde hace varios años: «Es uno de los hombres más maravillosos que he conocido y por eso le amo. Compró una bonita casa en Hawaái para nosotros y la visitamos tan a menudo como podemos», declaró ella en 2007. Quienes conocen a Winters dicen que está «obsesionado» por el bienestar de Liz. Dicen también que es gay y que tiene pareja estable, pero todos sabemos que el amor florece de formas insólitas cuando hablamos de mujeres con mucha edad y aún más fortuna.
Si los planes de boda llegan a buen término, Winters se convertirá en el octavo integrante de una nómina de maridos en la que siempre destacará Richard Burton. Con el temperamental actor galés, Elizabeth Taylor protagonizó una relación complicada que arrancó de manera escandalosa cuando, pese a estar los dos casados, se enamoraron durante el rodaje de 'Cleopatra'. Lo suyo fue una historia de pasión impetuosa, tremendas peloteras y regalos casi inconcebibles: Burton le compró el diamante amarillo Krupp, de 33 kilates, y el bautizado como Taylor-Burton, de 69, y también 'La Peregrina', una rara perla de historia accidentada que perteneció a Felipe II. «Estuvimos siempre loca y poderosamente enamorados», ha recordado Liz hace poco, a raíz de la publicación de las cartas que Burton le escribió. «Si me dejas, tendré que matarme. No hay vida sin ti», le decía el actor en una de ellas. En el otro extremo del carisma habría que situar a Larry Fortensky, su último cónyuge hasta la fecha, un rubio albañil de inconcebible peinado al que conoció en la clínica Betty Ford, donde ella se rehabilitaba de las drogas, y él, del alcohol. La revista 'Forbes' sitúa su enlace en el quinto puesto de las bodas de famosos más caras: costó dos millones de dólares de principios de los noventa y se celebró en Neverland, la casa de Michael Jackson.
La mejor prueba de que algunos episodios de la vida de Liz Taylor son de película es, precisamente, que quieren rodar una película sobre ellos. Angelina Jolie y Catherine Zeta-Jones están deseando protagonizar un filme sobre su relación con Richard Burton, pero la diva no lo ve nada claro. Y lo ha escrito en Twitter con su tono burlón de gata vieja: «Nadie va a interpretar a Elizabeth Taylor más que Elizabeth Taylor. No, al menos, hasta que me muera, y por ahora me lo paso muy bien estando viva».
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.