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Escudo familiar. :: A. DE TORRE
Un paseo dominical por la Segovia renacentista
SEGOVIA

Un paseo dominical por la Segovia renacentista

Permanecen en pie edificios palaciegos donde residían familias nobles, pero no los del arrabal

SANDRA CANTALEJO

Lunes, 19 de julio 2010, 04:35

Las 10 de la mañana de domingo y las calles de la ciudad están casi desiertas. A la puerta del Torreón de Lozoya, un grupo de 35 personas espera impaciente la llegada del experto en Renacimiento Vidal Postigo Escribano. A pesar de que han ido llegando en solitario, son muchos los que se conocen porque han participado en alguna de las visitas dominicales para conmemorar el 25 aniversario del nombramiento de Segovia como ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Vidal Postigo se disculpa de antemano por su voz ronca, que lejos de ser un impedimento hace que las explicaciones sean más íntimas. A lo largo de más de dos horas, el grupo visita el centro histórico y se adentra en una Segovia renacentista desconocida por muchos.

Postigo, que realiza las visitas guiadas al Torreón de Lozoya y es coautor de una guía sobre renacimiento, conoce todos los detalles de este movimiento artístico plasmado en Segovia. Con esta visita espera que el grupo conozca la ciudad en el aspecto renacentista fijando especial atención en lugares con detalles que pasan desapercibidos para el ciudadano. Este experto lamenta que sólo permanezcan en pie edificios de la zona alta protegidos por la muralla que albergaba los palacios de familias nobles, y no de los arrabales, donde se establecían las casas de los pobres.

Tras dar unas pinceladas sobre el contexto histórico y artístico, comienza el paseo por la Segovia renacentista de la Edad Media. Poco a poco, los asistentes imaginan cómo serían sus vidas si se remontasen quinientos años. En vez de pasear por la calle Juan Bravo lo harían por la de la Marrana, con una parada en el cementerio situado en las escaleras de la estatua del comunero. Además, sentirían veneración por Hércules, pues la gente creía que el fundador mitológico de Segovia llegó a pasearse por la ciudad.

A pesar de los cinco siglos de diferencia, la sociedad sigue bautizando a su antojo calles y edificios. La calle de la Marrana debía su nombre a dos estatuas de becerros que se encontraban a la puerta del cementerio; en la actualidad, la plaza de Medina del Campo se sitúa en esa calle y es más conocida por ser la plaza de Las Sirenas que por su denominación legal; al igual que la Casa de los Picos, que era conocida como la Casa del Judío, pero su propietario quiso que el pueblo olvidase ese calificativo y decoró la fachada con puntas de diamante. Pronto los segovianos se referirían a él como «el que vive en la 'Casa de los Picos'».

El edificio alberga actualmente la Escuela de Artes y Oficios y es protagonista de muchas de las conversaciones de los turistas que llegan a la ciudad y se sorprenden ante la curiosa fachada. Un grupo de músicos situados en el poyo de la Casa de los Picos pone la banda sonora a la visita guiada, aunque las canciones que tocan son algo más modernas. De camino a la siguiente parada en el Seminario, dos señoras comentan la cantidad de historias que Postigo conoce y que es capaz de hilar de manera magistral. «Este chico es una fuente de conocimiento», afirma la primera. «Es que lo sabe todo», continúa la segunda.

Llega el momento de explicar que los edificios que fueron restaurados durante el régimen franquista son aquellos que muestran el ladrillo y la piedra de los muros que no debían exponerse, ya que eran materiales pobres y en aquella época eran disimulados de cara al exterior. La fachada que ofrece solidez y elegancia se contrapone con el lateral, que muestra ladrillo y vigas de madera.

El grupo recorre la zona de mercados de la época y deja de lado la calle donde los hombres que visitaban la ciudad podían disfrutar de la compañía de las mozas que se encontraban en la calle del Potro, tras los mesones de Cronista Lecea.

La Plaza Mayor era el núcleo de los actos festivos de la ciudad con toros y representaciones teatrales. Postigo explica el porqué de la característica puerta de granito de la Catedral, ya que aunque hoy parezca desencajar con la arquitectura de la plaza, en su momento se reformó para seguir la misma estética.

La visita concluyeen el patio de El Alcázar con una panorámica del Parral y sus casas.

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