Medallas para ganar el futuro
La palentina Pallart es pionera en Europa en el diseño de trofeos deportivos
ISABEL CALLE
Lunes, 31 de mayo 2010, 16:50
«Cuando se tiene una idea clara, hay que apostar por ella». Esta categórica frase que encierra toda una lección de filosofía práctica, pertenece al empresario palentino Rafael Barrientos Doncel, fundador de la exitosa empresa Trofeos Pallart, que se dedica a la comercialización y venta de medallas, galardones, placas y condecoraciones para las competiciones deportivas. La apuesta del empresario por ideas innovadoras resume también la trayectoria de una empresa llena de futuro, que se ha convertido en número uno en España y pionera en varios países europeos por su originalidad en el diseño de trofeos deportivos.
En el año 1980, Rafael Barrientos, entonces comercial en otros sectores empresariales, se dio cuenta de las enormes posibilidades económicas que podía generar el mundo del deporte, visto desde la obligada entrega de premios tras las competiciones. Rafael fundó entonces Trofeos Pallantia, a la que de inmediato se incorporó su hermano Donato. «Empezamos como una empresa regional, un almacén de trofeos para surtir a la región, y desde aquí nos fuimos extendiendo a todo el país», explica Rafael y asiente Donato.
Con la innovación como bandera, en 1983, la entonces Trofeos Pallantia contacta con la empresa catalana Troc-Art para el intercambio de trofeos y de diseño. Una unión de fuerzas que no tardó en consolidarse con un nuevo nombre, Pallart, fruto de esta asociación de fuerzas, que a mediados de los años ochenta no sólo arrasaba en un mercado en el que se iban reduciendo los competidores, sino que se transformó en la primera empresa española en facturación de trofeos deportivos. «Apostamos por la producción masiva en un momento en el que las empresas del sector eran artesanales», recuerdan los empresarios. Y con esta fórmula, a principios de los noventa, ganaron la medalla de la expansión y crearon empresas auxiliares participadas por Pallart, que suministraban los productos base de los trofeos, a los que aplicaron técnicas de fundición, estampación, introducción de cerámica y baños de metal. «Pero todo esto nos creó una gran inestabilidad y nos descentró como empresa, por lo que tuvimos que replantearnos el futuro», relatan los hermanos al hablar de este bache ya pasado y superado. Para ello, en el año 1996 se establecieron en las actuales naves que ocupan en la avenida de Cuba de Palencia y resolvieron sus problemas empresariales con la venta de inmuebles.
Dos años después, Pallart rompe con sus socios catalanes y se convierte en una empresa de capital netamente palentino. De nuevo, la innovación reinventa el futuro de cada día. Los empresarios decidieron adquirir los materiales en el mercado asiático -en China- para dedicarse al diseño y al ensamblaje de piezas. Toda una vuelta a los orígenes, completada con la búsqueda de nuevos mercados de suministro.
Novedad y rapidez
Trofeos Pallart dispone para ello de un almacén de 10.000 metros cuadrados , desde el que surte cualquier pedido en cualquier momento y a cualquier punto, sin abandonar la máxima de Rafael de que son las iniciativas claras las que han de llevarse a la práctica. «La gran capacidad de almacenamiento de que disponemos resulta imprescindible, porque nos permite sortear cualquier imprevisto y ofrecer un servicio a los clientes en un plazo de 24 horas», explica Donato Barrientos. «Las costumbres del mercado se han modificado, y nosotros nos hemos convertido en pioneros en introducir nuevos materiales para los trofeos deportivos, como el cristal, la resina y las figuras. Ofrecemos una gama de productos novedosos y nos hemos convertido en líderes en España y en Europa en la introducción del cristal y la cerámica», proclama Rafael. Su liderazgo viene también respaldado por la grabación de las piezas con tecnología láser, que personaliza los trabajos con una impronta de rapidez en cuestión de segundos.
Con este bagaje y una plantilla que oscila entre los 50 y los 60 empleados, Trofeos Pallart exporta a varios países europeos con una determinada oferta para cada mercado y ha abierto una sucursal propia en Argentina.
Su apuesta por la consolidación del negocio ha llevado a los socios a diversificar la actividad con inversiones vinculadas al mercado del regalo, las energías renovables y especialmente a la comercialización de los trofeos deportivos, el fin primero y último que inspiró a Rafael y a Donato a embarcarse en una aventura empresarial, a la que ya están preparando a sus hijos para el desembarco de la segunda generación de Trofeos Pallart. «Por ahora, estamos sorteando bien la crisis económica sin tener que efectuar recortes y con apuestas dinámicas para que esta empresa familiar pueda perdurar en el tiempo», rematan los dueños.
Propietarios y fundadores de Trofeos Pallart en 1980.
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