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VÍCTOR M. VELA
Martes, 6 de abril 2010, 02:48
Hay al final de la principal calle de Molinaseca una escultura dedicada al peregrino y justo delante de ella un hito blanco donde está inscrito, junto a caracteres japoneses, el nombre de Alfredo Álvarez, el hospitalero de la localidad. Esa piedra llegó de Japón como muestra de la estrecha relación que Alfredo ha trabado con la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en aquel país. Y todavía hay más. Es el sueño de Alfredo. Y te lo cuento a continuación.
«Me gustaría hacer un centro de datos y documentación sobre las rutas de peregrinación espiritual que existen en el mundo», explica Alfredo Álvarez. Son senderos similares al Camino de Santiago y que, aunque no tan conocidos por aquí, también reciben cada año a miles de fieles, de devotos caminantes. Y aquí entra la vinculación con Japón, porque uno de los más conocidos es el Camino de los 88 templos, una ruta budista que ha enamorado a Alfredo. En el maletero de su coche guarda libros y más libros de información al respecto, y en su albergue -que gestiona desde hace 18 años- puede verse no sólo la enorme credencial que tienen que llevar los peregrinos en Japón, sino además el vestido blanco y el sombrero que han de vestir. Una suerte de vieira para identificar al devoto que peregrina en torno a los 88 templos.
Este hermanamiento entre el Camino de Santiago y la ruta japonesa tiene ya sus primeros frutos en Molinaseca, no sólo por esa escultura con el nombre de Alfredo, sino también porque el ayuntamiento de la localidad leonesa se ha implicado con el proyecto, y ya ha cedido un local para que acoja una exposición permanente sobre estos recorridos espirituales.
Porque hay más. Está el Caminho do Sol en Brasil (hay varios albergues, también en Castilla y León, hermanados con hospedajes de la ruta sudamericana). O un camino espiritual ortodoxo en Rusia. Y otro más por templos católicos de Escandinavia. «De estos últimos tengo menos datos, porque primero he preferido trabajar a fondo la experiencia japonesa, pero en la sala de exposiciones ahondaremos en estos y en otros caminos espirituales de los que tengamos conocimiento», comenta Alfredo, quien empezó a interesarse por este tipo de rutas después de que la de Compostela se le quedara un poco pequeña. «La he hecho ya doce veces, en 20 años», afirma.
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