C. B. E.
Jueves, 25 de marzo 2010, 02:13
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Mientras los responsables de la sanidad pública determinan las necesidades asistenciales de la provincia, hay infraestructuras que aguardan una decisión sobre el uso que se les asignará una vez resuelto dicho estudio coyuntural. Por su parte, colectivos sociales y vecinales, como la Asociación de Consumidores y Usuarios María del Salto o el Foro Cívico por Segovia, y profesionales, como el Colegio de Médicos, defienden con uñas y dientes la mejora de la dotación hospitalaria en la provincia, dando por hecho que el futuro del Policlínico no ha de ser otro que el de prestar atención sanitaria.
El hospital de la calle San Agustín, que permanece vacío desde noviembre del 2008, puede ser una buena solución a esas carencias, han insinuado diversos frentes vecinales, políticos y sanitarios. Pero no va a ser sencillo ni pronto. A la falta de una partida económica en los presupuestos autonómicos para ejecutar cualquier tipo de actuación en el edificio del Dieciocho de Julio se suma la citada ausencia de un diagnóstico oficial sobre las necesidades que presenta la red asistencial segoviana.
El presidente del órgano colegial de los facultativos, Juan Manuel Garrote, intuía hace unos días que la obra de la rehabilitación del Policlínico tiene todos los visos de ser de gran envergadura. La antigüedad del inmueble y de sus dependencias le dan cierta razón a falta de conocer más detalles sobre el estado de salud del inmueble.
El informe sobre la situación en la que se halla el edificio fue adjudicado a la empresa Ceseco en octubre del 2008, lo que propició un mes más tarde el vaciado del Policlínico y el traslado de las consultas del casco antiguo al hospital de La Misericordia, no sin chocar con el malestar de pacientes y del personal sanitario, que prefería ubicar las citaciones en el centro de salud de San Lorenzo.
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Fue en junio del 2009 cuando la Gerencia Regional de Sacyl dispuso del análisis, cuando el primer plazo previsto para la elaboración del diagnóstico estructural era de dos meses, tal y como reconoció su responsable, José Manuel Fontsaré.
El estudio deja a las claras y al descubierto la magnitud de la rehabilitación que se ha de llevar a cabo, la endeblez de la estructura del inmueble y el riesgo que presentaba el estado del edificio para la seguridad de sus trabajadores y de los usuarios.
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La cimentación del Dieciocho de Julio, realizada a raíz de la construcción del hospital y sin contar con los muros preexistentes del antiguo convento de San Agustín, está diseñada en origen para un estado de cargas totales por planta de entre 600 y 700 kilogramos por metro cuadrado y para una altura menos de las que hay construidas. Esta circunstancia, indica el informe, recomienda un recalce en profundidad de las zapatas aisladas, ya que se superan las tensiones soportables y recomendadas.
Saneamiento deteriorado
Las prospecciones de campo arrojaron también que la capacidad portante de los rellenos de los elementos interiores de cimentación es muy baja para aguantar cargas transmitidas al terreno por zonas del interior de la edificación que no están apoyadas sobre roca.
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El deterioro del Policlínico también se demuestra en las evidencias encontradas de una red de saneamiento deficiente, que puede contribuir al detrimento de las características de los pozos de cimentación. El informe considera imprescindible su adecuación.
El análisis de la empresa también habla del mal estado de las uniones entre pilares y cimentación. Las conclusiones demandan el saneamiento de dichos enlaces en todos los pilares del edificio, así como la ejecución de unas zapatas de hormigón armado que consoliden la debilidad de la estructura.
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El refuerzo se hace imperioso en las sujeciones del semisótano y de la planta baja para soportar con seguridad unas sobrecargas mínimas derivadas de la utilización del recinto. En el caso del primer y segundo piso, dichas consolidaciones dependerán de las sobrecargas que se definan en el proyecto de rehabilitación. Las vigas también deberán ser apuntaladas. En lo que respecta a los forjados, la unión de los hormigones de la capa de compresión y los nervios se presenta agrietada y no ofrece garantías de una correcta adherencia, incumpliendo los términos de seguridad si se consideran estados límites.
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