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Cuadro titulado 'Este espantapájaros espanta poco', en la exposición de Carolina Cuadrillero en la sala de Caja Duero. :: MERCHE DE LA FUENTE
Una pintura más que naïf
PALENCIA

Una pintura más que naïf

La artista Carolina Cuadrillero presenta en Caja Duero una amplia colección de cuadros del estilo ingenuo

FERNANDO CABALLERO

Domingo, 14 de febrero 2010, 02:08

El arte naïf es un género singular dentro de la pintura, ya que se desarrolla al margen de la evolución que aquélla ha experimentado en los últimos siglos. Y aún hoy se puede hablar en semejantes términos. Porque detrás de la ingenuidad que delata el propio significado de la palabra francesa, existe todo un planteamiento creativo y artístico. Así ha sido siempre, desde que comenzó a hablarse de un arte que posee una serie de características, a las que respondía la obra del francés Henri Rouseau, a finales del siglo XIX, aunque de la pintura naïf como tal se habla desde principios del XX.

Desde entonces, han sido muchos los artistas que han cultivado este género, caracterizado por una tendencia al regreso a la infancia y por su sencillez compositiva y pictórica. Por todo ello, la pintura naïf se desarrolla siempre al margen de la evolución pictórica. Es más, tiende a una involución para llegar al arte primitivo, expresión que se utiliza como sinónimo de naïf.

La pintura actual, inmersa en una profunda vorágine de estilos, técnicas, tendencias e interconexiones, no desecha este género. Hay ejemplos de artistas que lo cultivan con éxito en el mercado. La sala de Caja Duero acoge la exposición de Carolina Cuadrillero, nacida en 1963 en Pedrajas de San Esteban (Valladolid), aunque reside en Palencia. Cuadrillero es uno de esos artistas que trabajan el naïf, y lo hacen con una gran dignidad. Pese a todas esas connotaciones primitivistas e ingenuas, este género aporta aún mucha vitalidad, y la obra de esta pintora lo evidencia.

Carolina Cuadrillero posee una técnica muy refinada, con unas buenas y evidentes cualidades en el manejo del dibujo y del color. Esto último es más propio del arte naïf, no así lo primero. La pintora traza unas líneas definidas y limpias, que distinguen la amplia y poderosa paleta cromática. Este género pictórico podrá ser o no del agrado del visitante, pero lo que hay que destacar en esta autora es su solido trabajo y su buen hacer pictórico. Ese trazo lineal, fino y delicado, se completa con una paleta cromática muy amplia, variopinta y casi siempre en tonalidades fuertes y contrastadas.

Una de las características del arte naïf que también cultiva Cuadrillero es la extensión de elementos gráficos, en muchos casos a modo de ilustraciones, por todo el lienzo, en una manifestación del llamado 'horror vacui'. Los cielos se cubren, en este sentido, de pájaros, flores o cualquier otro referente que aporta dinamismo. Aunque podemos ver algún rostro que otro, lo habitual en la exposición son las escenas colectivas, cargadas en muchos casos de ironía y de humor. Los niños tienen un papel esencial en esta producción, a través de tiernas y alegres escenas, casi siempre en medio de un paisaje irreal, de ensueño o campestre.

En definitiva, arte naïf con unos postulados canónicos, pero al que Cuadrillero aporta no sólo creatividad y belleza, sino también poesía y lirismo.

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