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El perfil de Carlos, profesor de la Universidad de Valladolid, seguía apareciendo en Linkedin como contacto sugerido, con su currículo y sus publicaciones de un par de años atrás. La cuenta de Facebook de una abogada vallisoletana fallecida avisaba a sus contactos de que había llegado el momento de felicitarla por su cumpleaños. Situaciones disparatadas y macabras a un tiempo que generan incomodidad en los amigos y familiares de los difuntos y que se pueden solucionar -aunque con cierto esfuerzo de tiempo y paciencia- si se acude a las diferentes fórmulas que las aplicaciones ponen a disposición de sus usuarios.
El Gran Hermano digital es seguramente el que más información personal recopila de sus usuarios, ya que no es únicamente el buscador lo que utilizan, sino otras aplicaciones como Drive (almacenamiento en la nube), Youtube, Fotos, Maps, Contactos, Documentos, Blogger... Son gigas y gigas de información que puede interesar descargar y eliminar, por ejemplo.
Por eso Google instauró ya hace algún tiempo una especie de 'testigo digital' que detecta que algo sucede con ese usuario. El apartado se llama Administrador de cuentas inactivas, y se encuentra dentro de la configuración de la cuenta. [Puedes encontrarlo en este enlace]. Es el propio usuario el que decide en qué momento la herramienta puede considerar que su cuenta ya no tiene actividad. Google permite fijar ese plazo en 3 meses, 6, 12 o 18. Si en ese periodo no se accede a ninguno de los servicios asociados -hay que añadir un número de teléfono móvil porque Google intentará contactar un mes antes de agotarse el plazo-, la empresa se dirigirá a la persona que se haya designado como contacto.
«Puedes elegir hasta 10 personas a las que notificar en caso de que tu cuenta de Google se vuelva inactiva. También puedes concederles acceso a algunos de tus datos», explica entonces la aplicación. A cada uno de ellos se le puede permitir acceder a todo o a determinadas partes. Y todo, ojo, es todo. Nada menos que 41 servicios diferentes, desde el perfil hasta los marcadores, actividad, tareas, compras, datos compartidos para investigación...
Por último, queda la posibilidad de eliminar automáticamente la cuenta si así se desea.
Hay casos en los que un usuario maneja diferentes cuentas de Google. Deberá realizar este 'testamento digital' en cada una de las cuentas.
El rey de la intromisión en la privacidad ofrece la posibilidad al usuario de nombrar un «contacto de legado» (así, separado), «para que se encargue de tu cuenta conmemorativa o decidir que tu cuenta se elimine de Facebook de forma permanente». Si Facebook tiene conocimiento de que el usuario ha fallecido, y no se ha optado por este testamento, puede designarla como «cuenta conmemorativa». En ese caso, aparecerán los contenidos comparitdos por el usuario y los amigos podrán compartir recuerdos en la biografia, que aparecerá señalada como «En conmemoración». Sin embargo, Facebook aclara que «los perfiles conmemorativos no aparecen en espacios públicos como las sugerencias de 'Personas que quizá conozcas', los recordatorios de cumpleaños o los anuncios».[Más información en este enlace]
Al margen del contacto de legado, el propio usuario puede dejar dicho que la cuenta se elimine de forma permanente en caso de fallecimiento. «Esto implica que, si alguien nos indica que has fallecido, todos tus mensajes, fotos, publicaciones, comentarios, reacciones e información se eliminarán de Facebook de forma inmediata y permanente».
Los contactos de legado pueden determinar, igualmente, que se suprima la cuenta, «fijar una publicación para tu perfil (por ejemplo, para compartir un último mensaje en tu nombre o proporcionar información sobre el funeral)», actualizar la foto del perfil y de portada y descargar una copia de lo que se ha compartido en Facebook si se activa esa opción.
La red fotográfica es propiedad de Facebook, pero incluye su propio método para gestionar cuentas de fallecidos. Un formulario de contacto permite solicitar que una cuenta se convierta en conmemorativa o se elimine definitivamente. En ambos casos es necesario subir un archivo que sirva como certificación de que se conoce al difunto y del fallecimiento del usuario. «Deberás subir un documento, por ejemplo, un certificado de defunción, el certificado de nacimiento de la persona fallecida o un poder notarial», señalan. [Más información en este enlace]
La cuenta del pajarito utiliza un proceso parecido, con un formulario previo que permita confirmar la identidad de la persona que se pone en contacto y su vínculo con el fallecido. A partir de ahí, Twitter permitirá que el encargado de velar por la última voluntad del usuario desactive la cuenta. «En caso de fallecimiento o incapacidad de un usuario de Twitter, podemos ayudar a una persona autorizada que actúe en nombre del usuario a desactivar su cuenta. Para ello, le solicitamos que complete los campos siguientes. Una vez que envíe el formulario, le enviaremos un correo electrónico de confirmación con instrucciones adicionales», explican. [Más información en este enlace]
La red profesional incorpora también un formulario para que se pueda avisar del fallecimiento de uno de sus usuarios. En este caso solicita datos como el correo electrónico de la persona fallecida, la fecha de defunción y un enlace «de la esquela o de un artículo o noticia al respecto». Deja un campo, en todo caso, para adjuntar algún archivo justificativo. En este caso la única opción que se ofrece es la de eliminar la cuenta. [Más información en este enlace]
Yahoo
El buscador, que también presta servicios como correo electrónico, álbum de fotos (Flickr) o blogs (Tumblr), solo contempla la supresión de la cuenta del familiar fallecido, sin que sus allegados puedan tener acceso a los contenidos que subió en un momento determinado. Y el procedimiento, además, resulta más enrevesado. «Sabemos que hacer frente a la pérdida de un familiar es muy difícil. A fin de proteger la privacidad de tu ser querido, nuestra política es cumplir el acuerdo inicial al que llegó con nosotros, incluso en caso de que haya fallecido», justifican. «En estos casos, Yahoo pone a disposición de los usuarios un proceso para solicitar el cierre de la cuenta de su ser querido, la suspensión de los servicios Premium y la facturación, y la eliminación de todos los contenidos por motivos de privacidad».
La empresa pide en este caso «una carta con tu solicitud y el ID de Yahoo del fallecido», a la que se deben adjuntar un documento que nombre al solicitante «como representante legal o testamentario del fallecido» y una copia del «certificado de defunción del titular de la cuenta de Yahoo». [Más información en este enlace]
Microsoft
Al igual que ocurre con Google, Microsoft almacena muchos contenidos de los usuarios, en este caso especialmente a través de Outlook o de sus servicios en la nube con One Drive. Como ocurre con Yahoo, no permite acceder con facilidad a esos contenidos por una cuestión de privacidad. «Somos conscientes de que estos momentos podrían ser muy difíciles para aquellos que buscan el acceso a su correo electrónico o cuentas de almacenamiento de seres queridos, pero que por motivos de privacidad y otras razones legales, no podemos proporcionar información sobre cuentas en cuestión», alegan.
En el caso de que se conozcan el usuario y contraseña, «puede cerrar la cuenta usted mismo», aduce. «Si no conoce las credenciales de la cuenta, se cerrará automáticamente después de dos años de inactividad». [Más información en este enlace]
Apple
El servicio iCloud es una especie de caja acorazada. En las condiciones de uso, Apple especifica que la cuenta es intransferible. Cuando fallezcas, tu cuenta fallecerá contigo en cuanto alguien notifique oficialmente la defunción. «A menos que se trate de un imperativo legal, aceptas que tu cuenta es intransferible y que cualquier derecho sobre tu ID de Apple o sobre el contenido de tu cuenta termina con tu muerte. Si se recibe una copia de tu certificado de defunción, tu cuenta se cancelará y se eliminará todo su contenido», advierten. [Más información en este enlace]
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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