Drones, los pilares de la seguridad del futuro

Amazon, UPS, Seur o Correos son alguna de las grandes marcas que se han interesado en el uso de estos dispositivos para evitar los atascos y entregar a tiempo sus paquetes. Sin embargo, los usos de los drones van más allá y, cada vez más, se dirigen a la ayuda y protección a la sociedad.

Este año, la Dirección General de Tráfico (DGT) anunció que ya trabajan en un 'ejército' de drones para vigilar la circulación por las carreteras españolas. 2017 se cerró con el acuerdo del Consejo de Ministros de actualizar la Ley 18/2014 y que a principios de 2018 se plasmó en una nueva normativa, un paso que los expertos en seguridad aérea aplaudieron y que va en sentido con los cambios que se están realizando a nivel internacional.

Por ejemplo, la normativa española amplía a cinco los escenarios donde pueden operar estas aeronaves no tripuladas. Se permite el vuelo en espacio aéreo controlado, vuelos nocturnos, o actividades urbanas como la limpieza de rascacielos, inspección de fisuras o daños arquitectónicos de monumentos emblemáticos, control aéreo del tráfico, vigilancia de costas,

No obstante y bajo el requisito obligatorio de la seguridad, en España los drones podrán sobrevolar entornos urbanos con personas, siempre que no sobrepasen los 120 metros de altura ni un peso superior a 10 kilogramos.

En España, los pasos que se están dando están dirigidos a la seguridad. Fuera de España, las investigaciones se centran en salvar vidas. Alex Momont, un joven ingeniero de la Universidad de Delft, ha creado un prototipo de dron ambulancia para asistir a una persona que sufre una parada cardiorrespiratoria.

El invento, bautizado por ahora como 'Ambulance Drone', puede cargar con algo más de dos kilos de mercancía, por lo que también hay lugar para otro equipamiento que pueda cubrir otro tipo de emergencias.

En esta línea también trabajan al otro lado del Atlántico. Zipline, una compañía estadounidense, trabaja con una serie de drones ultrarrápidos encargados de entregar materiales médicos en zonas con una orografía complicada.

En 2016, el gobierno de Ruanda contrató a Zipline para hacer entregas de sangre, plasma y plaquetas desde un centro de distribución que opera en conjunto con 15 drones. La empresa lleva, principalmente, la sangre a poblaciones alejadas de la capital del país y, según datos de la compañía, el 20% del suministro de sangre por fuera de la capital se mueve a través de sus drones.

Este año, Zipline llegó a fabricar el fórmula 1 de los drones. La aeronave de la compañía estadounidense alcanza los 128 km/h y puede llevar dos kilos de peso en su interior. Una mejora que permitirá pasar de 50 entregas por día a unas 500.

El programa de Zipline no es el único programa en marcha, Flirtey Inc. realiza el mismo servicio, pero, en este caso, en Estados Unidos. La compañía es capaz de realizar entregas de medicamentos a zonas de complicado acceso en territorio norteamericano.

Estados Unidos ha comprobado las ventajas que acercan los drones en todos los ámbitos de la sociedad. La policía del país incorporará a sus servicios patrullas de drones que se encargarán de grabar una escena del crimen tras recibir un aviso al teléfono de emergencias del país.

El proyecto piloto se ha puesto en marcha en Kentucky donde un equipo de siete oficiales se encarga de estas aeronaves para que en pocos minutos llegue al lugar del crimen. Cuando llegan en la zona sacarán fotos y videos para poder descubrir posibles sospechosos o testigos.

El boom de los drones lo confirman los datos de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. En Europa ya son más de 19.400 los operadores profesionales registrados. En España, este verano la cifra de drones ya superaba los 3.400 dispositivos y en su mayoría se usan para la vigilancia de la agricultura.