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Una imagen de la tradicional fiesta de agosto en Vinuesa.
Las piñorras de Vinuesa guardan los pinochos

Las piñorras de Vinuesa guardan los pinochos

Un agosto diferente ·

Es la primera vez en la historia que se suspende la Pinochada, que rememora la lucha entre visontinos y covaledenses en tierras sorianas

Lunes, 17 de agosto 2020, 07:42

Cuenta la tradición que la imagen de la Virgen del Pino apareció sobre un árbol cuyas raíces se hallaban en un término municipal y su copa en otro, lo que originó el enfrentamiento por su posesión. Se desató una refriega en la que los hombres de Vinuesa tuvieron que ser socorridos por sus mujeres, armadas con ramas de pino –los pinochos–, para conseguir derrotar por fin a los vecinos de Covaleda. Declarada de Interés Turístico Regional, Vinuesa busca el reconocimiento nacional. «Es una fiesta de color, de alegría pese a los pinochazos, una fiesta en la que 400 mujeres nos vestimos y lo celebramos como el día más grande del año, desde que naciera esta fiesta, que no existe en ningún otro lugar de España», explica Sandra Laguna, de 48 años, desde que era un bebé participa en la batalla.

Una batalla cuyo escenario se simula en la Plaza Mayor y los combatientes son los miembros de las cofradías de Nuestra Señora del Pino, integrada por hombres casados, que en la disputa representan a los visontinos, y la de San Roque, constituida por hombres solteros, en el papel de los vecinos de Covaleda. «Nos dio mucha pena a todos cuando se suspendió su celebración; la primera reacción fue de rabia, ahora lo hemos asumido y sabemos que es lo mejor sobre todo porque la pandemia ha azotado muy fuerte a esta comarca y a nuestros vecinos de Covaleda».

Sin embargo, ese día las piñorras se vestirán: «Ese día tenemos que vestirnos, no podemos dejar de hacerlo, aunque la batalla no se recree, este papel lo llevamos en los genes».

Estatutos

Cada movimiento y cada gesto de la Pinochada está perfectamente marcado en los estatutos de ambas cofradías, aprobados por Fernando VI en el cuarto año de su reinado. Cada hermandad cuenta con capitán, alférez y sargentos. Se celebra cada 16 de agosto; pronto, por la mañana, dan la vuelta los sargentos con las bengalas y la música y, una vez reunidas las cofradías con las autoridades, se celebra la misa. Posteriormente, junto al 'mayo' de la ermita, se organiza la marcha con dirección al centro de la villa. Las músicas al frente, después los llamativos estandartes de ambas cofradías, precediendo a los cofrades armados y con sus rodelas, tras los que van las autoridades.

«Cuando se suspendió su celebración, la primera reacción fue de rabia; ahora lo hemos asumido y sabemos que es lo mejor porque la covid ha azotado fuerte a esta comarca»

Cierra el desfile el multicolor un numeroso grupo de mujeres ataviadas con el traje típico piñorra. Portan en sus manos los pinochos que posteriormente emplearán como arma de combate. «Este año es de descanso, así nos lo tomamos, pero el próximo año tendremos que pegar doblemente», bromea Sandra.

Un momento de la tradicional fiesta.

Con los sones de la dulzaina y el tamboril, que interpretan una marcha de ataque, comienza el simulacro de pelea con el primero de sus actos, la 'danza de las Rodelas'; en el segundo acto, se muestra a los hombres desesperados, como si hubieran buscado el refuerzo de sus mujeres, y son ellas las que también en la iglesia imploran a la Virgen, llevando a la cabeza a los varones portadores de las rodelas. Primero, las casadas y las siguen las solteras. Todas mojan sus pinochos en el agua bendita y con ellos golpean levemente la imagen de San Roque. En el tercer acto se produce la humillación de los capitanes que, con una de sus rodillas postrada en tierra, permitirán que las mujeres, dispuestas en dos filas, les golpeen con las ramas de pino. El ritmo de su ejecución, suave en el inicio, se intensifica y acelera, marcando el desenlace de este tercer episodio, que dará paso a la Pinochada de Vinuesa propiamente dicha.

«Repartimos pinochazos a diestro y siniestro, a todos los hombres que pasen por delante de nosotras, y mientras pegamos gritamos 'De hoy en un año…', al que los agredidos responden dando las gracias».

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