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Isabel G. Villarroel
Martes, 22 de marzo 2016, 12:24
Guillermo Pinilla, soriano, es estudiante de Traducción e Interpretación en el Campus Duques de Soria. Hace un año que viajó a Amberes para desarrollar una beca Erasmus. Hoy terminaba su estancia y tomaba, a mediodía, un vuelo desde Charleroi a Zaragoza, pero emprender su vuelta a Soria. "Estábamos atravesando Bruselas en tren cuando se produjeron las dos primeras explosiones en el aeropuerto internacional, no escuchamos nada, nos enteramos por las redes sociales y por la preocupación y revuelo de la gente de nuestro alrededor que hablaba por teléfono; el autobús público, el metro y el resto de transportes están cerrados, por lo que tuvimos que coger un taxi, con mucha suerte, para dirigirnos al aeropuerto de Charleoi, a 40 minutos al sur de Bruselas, pero nos encontramos una retención de más de un kilómetro en la que los policías federales pedían la documentación, por lo que tuvimos que bajar y caminar hasta el aeropuerto".
Pinilla reconoce que "está siendo una odisea, no sabemos si podemos embarcar porque todos los vuelos han sido desviados aquí o al aeropuerto de Lieja". A Guillermo no le ha dejado de sonar el teléfono durante toda la mañana, "pero las comunicaciones son muy malas, a veces no da llamada, mi familia y amigos se comunican por Wthatsapp conmigo, y yo me comunico con uno de mis amigos que se encontraba en el lugar de las explosiones, y que ha sido trasladado sano y salvo a Amberes de nuevo con un ataque de nervios, no sabe cuándo podrá regresar a casa". La angustia invade la zona, según el soriano, a la vez que la incertidumbre, mientras intenta regresar a su tierra.
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