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Isabel G. Villarroel
Lunes, 27 de julio 2015, 18:52
Los trabajos de excavación arqueológica desarrollados durante las tres primeras semanas de julio en el cerro de La Coronilla, en Velilla de Medinaceli, han descubierto, como así se pretendía, parte de la muralla. Esta campaña se enmarca como una primera fase de un proyecto de investigación más amplio, planificado en tres etapas, y cuyo objetivo es estudiar la evolución desde el Bronce Medio hasta el Bronce Final, así como los cambios que se produjeron en el tránsito de este a la Edad del Hierro en la zona del Jalón.
El proyecto, que ha sido aprobado y financiado, en esta primera campaña, por la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León con 8.990 euros, está dirigido por Marian Arlegui Sánchez y José Javier Fernández Moreno, y cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Arcos de Jalón y la autorización de los propietarios del terreno.
Según los responsables de la excavación, «la construcción de la muralla no fue uniforme, es compleja, y lo hallado parece responder a una reparación o reforzamiento de la misma: en la cara interior de la muralla, que pudo fallar por algún problema de construcción, se dispuso un potente muro de piedras cementadas con pellas y cuñas de barro. Un área muy localizada de fuego intenso ante la muralla, en el interior del poblado, puede explicar la necesidad del antemuro». En este punto se han extraído muestras de carbón para realizar la datación mediante Carbono 14.
El grosor de la muralla supera los tres metros, excluyendo el antemuro. Se construyó en seco, con grandes piedras procedentes de la propia plataforma del cerro y un relleno desigual de piedras menores y tierra. El equipo de investigación procederá ahora a estudiar estructuras detectadas en el interior de la muralla, que debieron servir para aligerar las presiones hacia los paramentos exteriores. Además, el derrumbe de la muralla afectó a algún tipo de estructura doméstica que quedó sellada por el mismo.
Los sondeos en el interior del poblado han ofrecido resultados desiguales, que sin embargo han permitido un mayor conocimiento de las características geológicas y los procesos erosivos sobre el yacimiento, así como la actividad antrópica posterior.
Los fragmentos cerámicos hallados corresponden a vasijas de almacenaje con cordones de barro en su superficie que fueron decorados mediante impresiones realizadas con los dedos y las uñas, así como cerámicas menores para la preparación de alimentos y su consumo.
También se han recuperado restos óseos, que según una primera evaluación corresponden a ovicápridos, bóvidos, caballo, así como de cornamenta de ciervo. Algunos de estos huesos muestran la huella de corte para su aprovechamiento. «Su estudio permitirá conocer la composición de la cabaña ganadera y algunas prácticas de aprovechamiento de los animales domésticos. De un modo genérico, ello demuestra una actividad ganadera que aún no podemos saber si era principal o equitativamente proporcional a la actividad agrícola de cereal de secano», manifiestan los directores del proyecto.
El trabajo realizado en el yacimiento ha incluido, además de la excavación arqueológica, una evaluación del yacimiento basada en la prospección, si bien no sistemática del mismo, y de su entorno. El objetivo de esta tarea, utilizando sistemas de medición topográfica, es adquirir un mayor conocimiento del sistema defensivo, obtención y extracción de piedra, entre otros, situación de elementos de refuerzo en los ángulos o uniones de los lienzos, localización de la puerta y portillos, etc., así como la existencia o no de elementos exteriores defensivos complementarios dispuestos ante la muralla. Ello ofrecerá datos necesarios para el planteamiento de la próxima campaña de investigación.
El proceso de prospección proseguirá este otoño para conocer otros yacimientos próximos que ayuden a determinar el entorno arqueológico y su evolución en el tiempo y establecer un modelo de ocupación del territorio, así como de las áreas potenciales de abastecimiento de agua y explotación agrícola y minera de este poblado.
El conjunto de datos obtenidos corrobora el gran interés de este yacimiento que corresponde a un momento desconocido que, aún pendiente de dataciones absolutas, se ha situado en áreas próximas del Sistema Ibérico, y basándose en elementos diagnósticos como las cerámicas, en el comienzo del Bronce Final, pero con una tradición cerámica de continuidad con del Bronce Medio. La investigación de este yacimiento, situado entre los valles del Ebro, del Tajo y de la Cuenca del Duero, resulta decisivo para cubrir un vacío sobre un periodo aún desconocido y establecer la cronología de distintos modelos de poblamiento.
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