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La apuesta por las denominadas variedades tardías o extratardías que se adaptan mejor a las condiciones climáticas de Castilla y León, ha propiciado que en últimos siete años se haya duplicado la superficie de almendros en la región. Según los datos facilitados por el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), la comunidad contaba con 1.635 hectáreas de plantaciones de este fruto seco en el año 2017, mientras que 2024 ha terminado con 3.538 hectáreas. «Este incremento viene apoyado por varios factores, pero sobre todo por la aparición de variedades de floración tardía y extratardía, donde se reduce el riesgo de daño por heladas primaverales y que permiten el cultivo del almendro en zonas más frías», detalla Sara Álvarez, investigadora de frutos secos del Itacyl. Al respecto, confirma que, en la actualidad, existe un interés creciente por estos cultivos y la perspectiva es que esta tendencia continúe en un futuro. «Actualmente hay un gran número de agricultores que están realizando la conversión de cultivos tradicionales, hacia el almendro», recalca.
En los últimos años, los centros de investigación han sacado al mercado nuevas variedades extratardías que permiten el cultivo del almendro en zonas frías, tales como Mardía, Penta o Vialfas. «Hay como dos meses de diferencia o más en la brotación entre unas y otras, y cada zona pone las variedades que se ajustan mejor. En Castilla y León todavía no han florecido, lo harán a finales de marzo», precisa. Por ello, el cultivo de almendros, según Álvarez, ha dejado de realizarse en terrenos marginales como se hacía hace años, y ahora se apuesta por superficies más amplias, monovarietales y en terreno regular. Otro aspecto importante que ha influido en el auge de estos cultivos es la mecanización, situación que contribuye a ahorrar costes y reduce la dependencia de la mano de obra.
En lo que se refiere a zonas, los lugares más tradicionales donde hace años se plantaban los almendros se situaban en Salamanca y Soria. Sin embargo, en la actualidad las localizaciones donde más ha aumentado su superficie se ubican en Valladolid y Zamora. Es más, Valladolid lidera el número de hectáreas con 1.380, seguida de Zamora con 609 y Salamanca con 590. Segovia y Ávila son las provincias donde menos proliferan este tipo de plantaciones con 7 y 68 hectáreas, respectivamente.
Alejandro Valencia es uno de los productores que ha apostado, desde hace nueve años, por el cultivo de almendros en la localidad vallisoletana de Siete Iglesias de Trabancos. Ha optado por las variedades tardías, y mantiene que, en su zona, cada vez hay un mayor número de agricultores que optan por esta alternativa. «Aquí, el cereal tiene muchos gastos para que luego el precio no acompañe, pero la almendra este año ha subido y está subiendo más por el tema de Estados Unidos y los aranceles. Los precios están acompañando», apunta. Al respecto, precisa que en España «somos deficitarios en este producto y se importan de allí, pero están teniendo muchos problemas de sequías y salinidad de las aguas, se está arrancando y nos viene bien».
En cuanto a la brotación y la evolución del cultivo en esta campaña, Valencia considera que «viene en tiempo, igual que los últimos años». Algo que difiere con la situación que están experimentando otras zonas como Cataluña, donde se habla de que la floración se ha adelantado incluso dos semanas.
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