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En los últimos 14 meses, su día a día de trabajo en el campo no ha cambiado con respecto a lo que era habitual antes de la covid-19. Ni los confinamientos, ni las restricciones han afectado a la labor diaria de Carolina Bravo García, ... una joven agricultora de secano, cuya explotación se encuentra en la localidad vallisoletana de Cigales. «No lo hemos notado mucho porque la gente sigue alimentándose, hemos seguido trabajando igual sin parar, y nosotros hemos vendido el cereal sin problemas», explica.
Carolina Bravo (Premio del Campo 2021 de El Norte de Castilla en el apartado de Juventud) ha heredado su amor incondicional por el campo de su abuelo y su padre. A sus 25 años, compatibiliza su trabajo a tiempo completo en el sector primario con el último empujón a su carrera de Ingeniería Agrícola. «Me queda ya solo el proyecto final, a ver si acabo, se me ha hecho un poco más larga la carrera, pero como a la vez estaba trabajando no pasa nada», detalla.
Ese trabajo intenso se centra en 140 hectáreas en Cigales, donde cultiva cebada, trigo, colza, guisantes y girasol. Además, cuida y mima varias hectáreas de viñedo enmarcadas en la DO Cigales. «Nuestro calendario no para. Hay labores que hacer durante todo el año. En una semana, por ejemplo, empezamos con la siembra de girasol».
En lo que se refiere al año agrario, Carolina confía en que habrá una buena cosecha: «Viene un año bueno, si no cae ni piedra, ni nada, viene el año bien». En esta línea, desea que no se cumpla la tradición que augura que en las cosechas vienen tres años buenos y uno malo. «El año pasado vino muy bueno, todavía mejor de lo que parece que va a ser este. En teoría ahora tocaría malo, pero confiamos en que no va a ser así y estamos encantados».
De cara al futuro, respecto a las necesidades más urgentes del campo, apuesta por una subida de los precios del grano para encontrar el equilibrio con el encarecimiento que ha supuesto la producción en los últimos años. «Mi padre y mi abuelo dicen siempre que el precio del grano está como hace muchos años, mientras que los fertilizantes y el gasoil han incrementado mucho su coste. A eso hay que sumar la inversión en maquinarias. Ahora estamos totalmente modernizados y automatizados».
Mejor percepción
Por otra parte, la agricultora se muestra confiada en que el trabajo e imagen que ha dado el sector del campo durante toda esta crisis sanitaria «haya hecho que se mejore en gran medida la percepción que tiene la gente de nosotros, que se ponga más en valor a nuestra labor y se dé la importancia que se merece». En este sentido, recuerda que, en el confinamiento, «cuando los super estaban arrasados, mucha gente tomó conciencia de que la comida viene del campo, no viene del supermercado».
Y sentencia sobre su trabajo: «Te tiene que gustar, esto no es para todo el mundo y si no te va el trabajo va a parecer más duro».
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