La paja, en caída libre, a pesar del descenso de producción

«El motivo de que estemos en estos precios es que hay existencias del año pasado», justifica César Infante, dedicado a la comercialización de paja. Asume que este precio no es rentable, pero hace matices: «¿Se puede trabajar a este precio? Todo depende de la explotación y de lo que mueva. Mucha gente, ahora mismo, lo que quiere es quitarla al precio que sea«. Su teoría es que en un año como este »debería estar entre los 36 y 38 euros la tonelada«.

La de 2020 fue un «cosechón» y tal y como explica este agricultor «a la planta no le faltó agua en todo el ciclo, en cambio este año ha sufrido bastante en marzo y en abril llovió poco; aunque el grano se haya desarrollado de manera bastante aceptable, el tallo ha sufrido en diferentes épocas, no se ha desarrollado tanto y eso es la paja«. En teoría, se aprovecha para paja el 40% de los kilogramos que se hayan obtenido de cebada o trigo.

La empresa de César tiene clientes en Portugal, Galicia, Cantabria, Asturias y algo de Salamanca y toda esa paja que comercializa sale de su propia explotación y de un entorno de 20 kilómetros alrededor de Paredes de Nava.

Por último, lamenta «lo poco que vale la paja, lo mismo que hace años, y lo muchísimo que cuesta la maquinaria». Una empacadora de media cuesta 120.000 euros, «que si lo sumas al tractor, llevamos un equipo de más de 300.000 euros y estás haciendo un producto de 24 euros la tonelada».