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Las precipitaciones de las últimas semanas han sido las encargadas de escalonar la siembra de patatas esta campaña, que ya han concluido en zonas de la provincia de Valladolid como Tordesillas, Medina del Campo o Carpio; además de en Salamanca y algunos puntos de Ávila ... y Segovia. La última parte, con siembras que se pueden extender hasta el 30 de mayo, será la de Burgos, León, Zamora y algo de la provincia de Palencia.
«Gracias a las lluvias se van escalonando las siembras aunque nos gustaría que todavía fuera más», reconoce Eduardo Arroyo, reelegido recientemente como presidente de la Asociación de Productores de Patata de Castilla y León (Appacyl).
Son muchas las variedades de las que disponen los productores en la actualidad, que van desde la colomba en las denominadas tempranas, a la agria «que vale para todo», pasando por la monalisa, soprano o lucinda.
«A mayor variedad, mayor posibilidad de vender, porque le brindas más opciones al ama de casa y esto supone más posibilidades de colocar un producto».
Por otra parte, hasta hace aproximadamente un mes, se esperaba una reducción de superficie de un 15%, pero Arroyo indica que «de una semana a esta parte ha cambiado mucho la situación». El incremento de los costes de producción ha hecho que muchos agricultores frenaran las siembras y se pensara en esa caída, pero la impresión de Arroyo es que el descenso de superficie va a llegar del lado de la remolacha. «De remolacha este año se pueden sembrar 8.000 u 8.500 hectáreas menos y se van a repartir entre girasol, algo de cebolla y patata, así que la superficie, en principio, se va a dar la mano con la del año pasado, unas 17.000 hectáreas».
Las casas de semillas «nos dicen que se están moviendo con los mismos números del año pasado», informa Arroyo, quien explica que el coste de producir una hectárea de remolacha ha pasado de 3.000 a 5.000 euros y el de una hectárea de patatas de 6.500 a más de 9.000 euros. «En remolacha se ha incrementado el doble y aunque los costes se han disparado en los dos cultivos, en patatas hay una compensación mayor en el precio».
El precio es otra de las cuestiones siempre presentes, Arroyo estima que para que esta campaña salgan las cuentas, el precio de la patata deberá subir cuatro céntimos de euro y la de industria se tendrá que mover a no menos de 0,17-0,20 euros y la de lavado entre 0,20-0,22 euros.
La duda en los precios ha hecho que en el caso de Francia, «las dos terceras partes de la patata estén sin contratar, y con la industria sí se han hecho contratos con subidas de cuatro céntimos por eso muchos agricultores se han ido a la industria, porque tienen los números más claros y menos dificultad para vender que en el caso del lavado».
Según los datos del presidente de Appacyl, «en Castilla y León los contratos representan el 50%, este año alguno más, y ante la duda de lo que pueda suceder a la hora de vender la gente se va al mercado libre».
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