El esquileo tiene acento uruguayo

«Ahora mismo estamos a tope, la pasada semana vinieron los últimos esquiladores uruguayos», explica Alfonso Suárez, de la empresa Esquiladores Montaña de León, que cuenta para la presente temporada con 63 profesionales, de los que 52 son originarios de Uruguay. Solo su empresa esquilará alrededor de un millón de cabezas pero, a diferencia del 2020, «esta campaña va bien, en fecha; el año pasado acumulamos un mes largo de retraso, era impresionante».

Seguro que muchos todavía se acuerdan del aterrizaje del que se denominó como 'el avión de los esquiladores' que, tras no pocas trabas debido a la situación derivada de la covid, pudo aterrizar en suelo español con 250 profesionales. «Nunca olvidaré aquel 13 de mayo», destaca Alfonso Suárez al rememorar la fecha.

Esta mano de obra es necesaria para salvar cada campaña, pues en España cada vez son menos las personas que se dedican a esta profesión. «En España hay muy poca gente, es un oficio muy duro, y en Uruguay, por ejemplo, son esquiladores profesionales, hay escuelas donde obtienen el carné y si no lo tienen, no pueden trabajar en esto», concreta.

Este año es diferente, y los esquiladores han hecho el viaje en varios vuelos procedentes de Montevideo. Todos ellos debían acreditar una pcr negativa realizada 72 horas antes de comenzar el viaje. Hace tan solo unos días, varios esquiladores uruguayos asentados en Extremadura para la campaña dieron positivo por covid. «Pero si quieres saber mi opinión, lo pueden haber cogido aquí, todos vienen con las pruebas», defiende Suárez.

En uno de esos vuelos ha llegado Jorge de los Santos, que afronta su octava campaña en España acompañado por uno de sus hermanos.

Un euro por animal

«El año pasado tuvimos dudas de hasta si podríamos venir, este año se ha conseguido la visa más temprano, nos hemos hecho la pcr en Uruguay y hemos seguido todos los protocolos sin problema». Insiste Jorge en que «los primeros interesados en no contagiarnos somos nosotros porque si no, no podemos trabajar, somos muy cuidadosos».

La fecha de vuelta a su país la tiene fijada para el 20 de julio y, según sus cálculos, en el momento de regresar habrá esquilado a unas 17.000 ovejas. Por su trabajo recibirá casi un euro por animal, lo que se traduce en no bajar la guardia para hacer una buena campaña. «Es un oficio muy duro, los primeros días quedas molido», sonríe. «Cuando regresamos empieza la temporada allí, que se extiende hasta noviembre, y hay veces que enlazamos una campaña con otra o se descansa, depende cómo haya ido también el trabajo en España». Otro aspecto que Jorge de los Santos deja claro es que «a veces parece que la gente piensa que venimos a quitar el trabajo a los de aquí, pero no es así, a nosotros nos contratan porque en España no hay suficientes esquiladores».

200 ovejas diarias

Cada profesional rapa unas doscientas ovejas al día, «pueden ser más si son buenas». Y aclara: «Las ovejas de leche son las que mejor se esquilan, no tienen tanta lana y son más abiertas, las merinas tienen lana por todas partes». El método que utilizan para 'pelar' a los animales se denomina 'Tally Hi', y se diferencia de otros sistemas más utilizados en países, en que se deja suelto al animal.

España no es el único destino al que viajan estos esquiladores, muchos de ellos también optan por Estados Unidos o Brasil, pero la afinidad o el idioma hacen que prefieran viajar a la Península Ibérica.

También los españoles que los contratan prefieren a trabajadores de esta nacionalidad debido a su buen trabajo contrastado a lo largo de los años y su formalidad. Los turnos que realizan son de ocho horas, con parada para almorzar y comer y se mueven por todas las provincias de la región. Ayer su cuadrilla hizo parada en la localidad vallisoletana de Villafrechós. A muchos de los ganaderos los conocen de trabajar para ellos en años anteriores. El trato con ellos, asegura De los Santos, «es bueno, estamos bien y cómodos».

Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en 2019 se esquilaron 2.153.648 ovejas en Castilla y León, siendo Zamora con 498.832 animales la que encabezó el listado seguida de León, con 330.992 ovejas esquiladas. El esquileo es contemplado por los ganaderos más como una necesidad vinculada al bienestar animal que a la ganancia que se vaya a obtener con la lana, pues en ocasiones no alcanza ni para la motila.