¿Qué son las cubiertas vegetales en el viñedo? ¿Para qué sirven? ¿Son espontáneas o se siembran? Esas son algunas de las preguntas que planean sobre esta práctica cada vez más en alza en la viticultura ecológica. Se trata de un sistema de mantenimiento del ... suelo que consiste en dejar que se desarrolle, de forma espontánea o sembrada, una vegetación herbácea que puede ocupar parte o todo el terreno del viñedo y de manera temporal o permanente.
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Una apuesta de la viticultura actual, totalmente opuesta al clásico 'laboreo', que remueve la tierra con distintos tipos de apero para mantenerlo limpio de hierbas y que éstas no compitan con las vides en lo que se refiere a plantas y nutrientes. El uso de cubiertas vegetales en sistemas agrícolas con suficientes recursos hídricos, según los expertos, aporta numerosos beneficios al suelo que incluyen la mejora de su estructura, la reducción de la erosión y el suministro adicional de materia orgánica, pero también favorece la biodiversidad y los equilibrios entre los organismos que lo habitan.
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El viticultor, Nacho Rincón junto a su dron y su cámara, se ha desplazado hasta Olmedillo de Roa. En concreto a los viñedos de Bodegas Pinea, para conocer de cerca cómo trabajan las cubiertas vegetales, tanto las espontáneas como las que están sembrando y por qué apuestan por este tipo de viticultura.
En sus parcelas en Olmedillo, David Ayala, ingeniero agrícola y enólogo, está procediendo a sembrar una mezcla de avena y veza. «La avena es una gramínea que nos generará un abono verde y la veza, además del abono verde, cuanto procedamos a las siegas también tendrá un poder nitrificante que nos dará nitrógeno en el suelo», detalla. Unas labores que realiza en una parcela situada en un páramo que «sufre bastante con erosiones y escorrentías, como podemos ver tiene muchos cantos calcáreos y unos agregados a base de margas calizas». Explica que generando la cubierta vegetal se conseguirá que «nos quede más sujeto, una mejor infiltración cuando vengan las lluvias y generar suelos más ricos, con más biodiversidad y microorganismos, además de incorporar una materia orgánica a base de abono verde cuando durante la primavera procedamos a las siegas de nuestra cubierta».
El viticultor detalla que siembra entre 20 y 25 kilos por hectárea, porque su objetivo es tener una cubierta vegetal, pero sin ser demasiado vigorosa. «Si tuviéramos un año con demasiada sequia, como 2017, procederíamos a levantarla cuando nos generase demasiado estrés hídrico en nuestras vides», puntualiza.
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Más allá de la siembra, David Ayala desvela que en otras parcelas se trabaja con cubiertas vegetales de forma espontánea. «Eso quiere decir que esa cubierta la generamos a través de las adventicias de la zona, dejando de pasar cultivadores y arados». A partir de ahí, cuando se generan las plantas «que nos gustan, las vamos controlando de manera natural con un siega para ir restando vigor y que no nos ejerza una competencia excesiva a las viñas». En esta línea, señala que suele intercalar cubierta en una calle sí y en otra no, para dejar libre en la que se retira la madera de invierno para proceder al triturado. «Así tendremos una calle con la que abonamos de forma natural con los restos de la poda y otra a base de restos de la siega». Sin duda, todo un mundo el de las cubiertas vegetales, y una apuesta de futuro en el mundo de la viña.
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