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Aportar materia orgánica como abono en el viñedo, ayuda a restituir la fertilidad de los suelos. Además, contribuye al desarrollo de una viticultura sostenible y ecológica, y propiciara un mejor desarrollo de la vid. En estos días, en la Denominación de Origen Ribera del Duero ... se están realizando estas labores de abonado de las diferentes parcelas. El viticultor Nacho Rincón detalla cómo son estas labores de abonado en sus viñedos situados en la localidad burgalesa de Moradillo de Roa.
Rincón desvela que elige abono orgánico en forma de pellet, cuya «única peculiaridad es que se comprime el producto para poder incluirle en la abonadora, su materia principal es el estiércol y otras materias orgánicas». El pellet orgánico, además de reponer los nutrientes extraídos con la producción de uva, mejora la actividad biológica del suelo y por tanto su estructura y su capacidad para nutrir a la planta. Además, consigue aportar los nutrientes a largo plazo y mantener la fertilidad de cara al futuro.
«Esparcimos entre 350 y 400 kilos por hectárea de viñedo. Se introduce en la tierra a través de estos dos rejones colocados en la máquina, una abonadora de cinta. Con esos dos rejones se regula la profundidad del abonado. Se echa en una calle sí y en otra no, en cada parcela», detalla el viticultor, mientras da cuenta de ese proceso a través de las grabaciones realizadas con su drone.
Para comprobar el resultado de sus labores, el viticultor ribereño vuelve a las parcelas abonadas 48 horas después y tras unas jornadas lluviosas que contribuyen a un mejor resultado. «Ha llovido unos 6 litros. Vemos que se ha disuelto y poco a poco se irá incorporando a la tierra. Su mayor ventaja es la fácil aplicación, es estable y homogéneo y libre de semillas», precisa.
En esta línea, incide en además este tipo de abono contribuye a la fijación de los nutrientes en el suelo, la lenta libración de nutrientes, la alta solubilidad y la mejora las propiedades del suelo. Rincón explica que sus efectos están presentes durante unos años en el suelo, de forma que se acumulan en las sustancias húmicas de lenta degradación, mejora las propiedades de retención de aguas, regula el pH, regula la temperatura del suelo y mantiene su sanidad.
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