Fue el escritor Miguel Delibes el que firmó la siguiente frase: «Si el cielo de Castilla es tan alto, es porque lo levantaron los campesinos de tanto mirarlo».
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Con sus palabras resumió a la perfección la dependencia del sector agrario de todo lo que tiene ... que ver con el tiempo atmosférico y el clima, desde los llamativos fenómenos atmosféricos como el granizo, que pueden dar al traste con la cosecha en apenas unos minutos; pasando por todas esas condiciones que, traducidas al lenguaje agrario, favorecen la preparación de la tierra, la siembra y la posterior recolección.
Cualquiera que esté familiarizado con el mundo agrario habrá oído en multitud de ocasiones a algún agricultor cercano que no puede entrar en una tierra porque está encharcada; que con determinadas condiciones de viento no se puede tirar el herbicida o que, como no llueva, no va a nacer el cereal. Solo como ejemplo.
Información meteorológica hay mucha y muy especializada, pero SomosCampo, el portal de elnortedecastilla.es dedicado al sector agrario, que nace hoy en la web del diario decano de la prensa en España, quiere enlazar esos datos más básicos con la realidad del profesional, con cómo enfoca su trabajo en función de lo que dicte el cielo y cómo todo ello repercute no solo en los rendimientos de su explotación, sino incluso en su forma de vida.
La siembra de la remolacha se hace entre mediados de marzo y abril, aunque hay agricultores a los que les gusta realizar el trabajo en febrero. La patata se empieza a sembrar en marzo y, dependiendo de la provincia, se extiende hasta mayo. En el caso de los cereales de invierno, lo habitual es que a finales de noviembre esté sembrado entre un 80% y un 90% de la superficie, quedando apenas unas hectáreas pendientes para los primeros días de diciembre. Esa es la teoría, la situación ideal, pero todo está marcado en función de como venga el tiempo para intentar lograr las mejores condiciones de siembra. Y ahí, unas buenas previsiones como las que ofrecerá semanalmente SomosCampo, con testimonios de protagonistas del sector en función del cultivo y la época del año en la que se esté, son esenciales.
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El medio rural habla por sí solo: se trata de observar, detenerse en comportamientos que se repiten año tras año, tanto de la fauna como de la flora y que, en ocasiones, se están viendo alterados por el cambio climático.
El paso de las estaciones conlleva el ir y venir de especies, las floraciones, la aparición de insectos o la llegada de las aves migratorias. Así, la fenología es la parte de la meteorología que estudia las repercusiones del clima sobre los fenómenos biológicos de ritmo periódico, como el florecimiento o la migración de aves.
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Agrometeorología
Desde hace unos años también se utiliza el término Agrometeorología, la ciencia que estudia las condiciones meteorológicas, climáticas e hidrológicas y su interrelación en los procesos de producción agrícola. Desde ese planteamiento, la Agrometeorología se centra en la relación del tiempo con la producción de los cultivos agrícolas, incluyendo las enfermedades y plagas que afectan a las plantas. Datos que se pueden convertir en herramienta para el agricultor a la hora de tomar decisiones.
Por último, se hace preciso hablar del agua desde el punto de vista del riego pues en Castilla y León existen más de medio millón de hectáreas de cultivos de regadío.
De la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) depende la regulación del agua para el regadío. También es este organismo el que ajusta los volúmenes para cada comunidad de regantes en función de la disponibilidad de agua. Toda esa información estará cada semana en SomosCampo a disposición de los lectores.
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La cuenca del Duero suma una capacidad de almacenamiento de 2.877,5 hectómetros cúbicos. Esta primavera, ese dato se sitúa en torno a los 2.400 hectómetros cúbicos, es decir, los embalses están al 84,8% de su capacidad, muy cercanos a la media de los últimos diez años, que asciende al 84,2%. El año pasado por estas fechas, el agua embalsada se situaba en el 92,6% de la capacidad total de la cuenca.
El campo de la región sigue pidiendo agua a gritos, en general. Ya en lo particular, el ganadero salmantino, Vidal Arturo Gómez Tabernero advierte: «Parece que estos días ha llovido mucho, pero el suelo está seco». Su tarea de las últimas jornadas se centra en «el microensilado, que eso sí se puede hacer porque no necesita que el grano esté hecho: cuanto más verde esté, mejor queda». Augura una «primavera corta», pues aunque en invierno sí llovió y las charcas tienen agua suficiente, «no ha llovido a tiempo para los pastos, hay muy poca hierba, calculo que durará un mes más». Aunque lloviera durante los próximos días, «los forrajes ya es difícil que se recuperen y la hierba está espigada, prácticamente seca». Pendiente de la previsión, «si lloviera durante tres o cuatro días, no podría hacer nada, tendría que parar», pero parece que el tiempo, al menos en el oeste salmantino, no va por ese camino.
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