Un policía trata de poner orden en un gran atasco de tráfico. AFP

La vuelta de los atascos y las olas de calor disparan la contaminación

Uno de cada seis españoles respira aire que supera los límites legales de polución, dos millones más que solo un año antes

Martes, 20 de junio 2023, 13:00

El aire razonablemente limpio respirado en las ciudades españolas durante la pandemia se ha esfumado. Era un espejismo. El fin de la limitación de movimientos y la recuperación de la actividad económica, con el consiguiente descenso del teletrabajo y el retorno al uso masivo del ... vehículo privado, unido al avance del cambio climático, provocaron el año pasado un fuerte repunte de la contaminación atmosférica en España y acabaron con el paréntesis registrado entre mediados de 2020 y 2021, cuando los urbanitas disfrutaron el aire más sano de los últimos 30 años.

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Con el retorno a los atascos, con las fábricas y el comercio funcionando al 100% y con las cada vez más frecuentes y tempranas olas de calor, en 2022 se vivió un aumento muy significativo de la concentración de partículas en suspensión -los minúsculos gránulos tóxicos que agravan las enfermedades respiratorias y cardiovasculares- y otra elevación, aunque más moderada, del dióxido de nitrógeno (NO2) -el veneno que lanzan los tubos de escape y las chimeneas- y del ozono troposférico. Es la síntesis de la radiografía sobre la falta de calidad del aire que Ecologistas en Acción elabora cada año con los datos de 780 estaciones oficiales de medición de todo el país.

El año pasado, el más seco y caluroso desde que hay registros, favoreció la llegada masiva de contaminación por partículas, sobre todo desde el norte de África, con los peores episodios en Canarias, donde vivieron los días más graves de la década. De igual manera, las tres olas de calor del verano estuvieron detrás del aumento del ozono. «El cambio climático se confirma como un factor de primer orden en el agravamiento de los episodios de mala calidad del aire», señala Miguel Ángel Ceballos, coordinador del informe. No obstante, aclara, «el factor esencial para explicar el repunte» de la polución es el aumento de la quema de combustibles fósiles provocado por la vuelta del tráfico, del alto consumo energético y de la actividad fabril.

Barcelona superó de nuevo los máximos de dióxido de nitrógeno, Madrid se quedó al límite y treinta territorios excedieron las tasas de partículas en suspensión y ozono troposférico

El empeoramiento de 2022 es mensurable. Utilizando el criterio más conservador, se puede afirmar que uno de cada seis españoles, sobre todo de grandes urbes, respiró de forma habitual aire que superaba los límites legales de contaminantes. Son dos millones más de ciudadanos con su salud en riesgo que un año antes, lo que supone un repunte de casi el 36%.

Pero si en vez de atender a los actuales límites legales para el NO2, las partículas y el ozono se tienen en cuenta las tasas máximas de estos tóxicos que la UE permitirá en 2030, serían cuatro de cada cinco españoles, el 80% del país, los que hoy respirarían aire contaminado con asiduidad. Si se utilizan para la medición los máximos más restrictivos de concentración de contaminantes, los de la Organización Mundial de la Salud, a partir de los cuales la OMS considera que se eleva el riesgo de desarrollar enfermedades graves, la totalidad de España estaría inmersa en zona de peligro.

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Sesenta y nueve muertes diarias

Los estudios más recientes indican que el agravamiento del asma, del cáncer de pulmón, de los infartos e ictus, de la enfermedad obstructiva crónica y de patologías neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer provocados por la inhalación excesiva de NO2, micropartículas PM2,5 y ozono matan a 69 españoles cada día -unos 25.000 al año- y acortan la vida de la población una media 2,2 año

No obstante, y pese al repunte, las concentraciones de tóxicos ambientales en España son aún más bajas que la década pasada. A ello probablemente ha contribuido un descenso del 5,4% de la quema de combustibles fósiles y del consumo de energía debidos al alza de precios por la guerra de Ucrania y el cierre de las muy contaminantes centrales térmicas de carbón. Las mediciones de ozono y el NO2 están un 20% por debajo del período 2012-19, las micropartículas (PM2,5) siguen en tasas similares y las partículas (PM10) han experimentado un aumento del 8%.

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Pese a todo, el área metropolitana de Barcelona volvió, como antes de la pandemia, a superar los límites legales de NO2, con Madrid muy cerca de traspasar la línea roja, y otras treinta zonas y territorios vulneraron los máximos de partículas en suspensión o de ozono. El único punto que violó la concentración máxima de micropartículas fue el cartagenero Valle de Escombreras, pero el exceso de partículas PM10 se dio en Granada capital, el área industrial de Bailén (Jaén), en todas las islas de Canarias, en La Mancha y, de nuevo, en Escombreras. Las vulneraciones de la tasa de ozono troposférico se dieron en amplias zonas de Andalucía, Baleares, las dos Castillas, Cataluña, Comunidad Valenciana y Extremadura.

La solución ya se conoce

Los expertos de Ecologistas en Acción tienen muy claro que la bonanza atmosférica disfrutada gracias a las restricciones de la pandemia ha demostrado que «la reducción estructural del transporte y la descarbonización de la industria y los edificios son las herramientas más eficaces para mejorar la calidad del aire que respiramos». Y, también, que «el repunte en 2022 de la contaminación del aire es un indicio preocupante de que no hemos aprendido lo suficiente».

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La única forma de mejorar la calidad del aire en las ciudades, avisan, es disminuir el tráfico motorizado -potenciando las zonas de exclusión, la movilidad activa peatonal y ciclista y el transporte público limpio-, promover el ahorro energético, cerrar las centrales térmicas de combustibles fósiles, penalizar el diésel, reducir el uso del avión y dictar una moratoria que impida la creación de macrogranjas ganaderas.

Pese ello, y vencido hace medio año el plazo legal para que todas las ciudades de más de 50.000 habitantes establezcan zonas de bajas emisiones, muy pocas han cumplido esta obligación «pese a los abundantes fondos públicos que están recibiendo para ello». Ecologistas en Acción reclama a los nuevos alcaldes «que prioricen la salud de sus vecinos sobre cálculos electorales poco justificados».

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