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Hasta ahora, los radares tenían una función muy concreta: localizar a los conductores que sobrepasaban el límite de velocidad permitido por ley. Pero la tecnología avanza y en los próximos años van a poder detectar otro tipo de infracciones para mejorar la seguridad vial y la vida de los ciudadanos. En este caso, los vehículos que superen el umbral sonoro, también van a ser objeto de ser multados.
Desde hace años, en las grandes ciudades, la contaminación acústica se ha convertido en un problema que afecta a la salud de la población. El uso diario del coche particular provoca, sobre todo para ir a trabajar, que haya un exceso de ruido a unas horas determinadas. Por este motivo, en Francia ya han tomado cartas en el asunto y han instalado el radar Medusa: un aparato que identifica los coches y motos que rebasen el umbral de decibelios permitido por la ley al modificar sus escapes.
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En concreto, este nuevo sistema ya funciona 14 ciudades galas y ha resultado muy eficiente. Por ello, gobierno francés tiene previsto extenderlo a toda su geografía durante 2023.
El radar Medusa tiene una estructura en forma de esfera de la que nacen cinco brazos articulados con un micrófono en su parte final en cada uno de ellos. Estos micros que detectan el nivel de ruido y escanean sonidos hasta diez veces por segundo.
Además, posee una cámara 360º para poder captar al infractor desde cualquier ángulo. Todos los vehículos que superen los 90 decibelios son sancionados con una multa de entre 135 y 600 euros. De hecho, en Francia, desde 2024, será necesaria superar una prueba acústica para obtener una ITV favorable.
El radar Medusa se sitúa a cierta altura. Normalmente, está adherido a semáforos o estructuras como carteles o farolas para poder captar de forma adecuada la deriva física de las ondas acústicas emitidas por los motores y por los tubos de escape. Por ello, es fácil que se confundan con otros elementos como los sistemas de iluminación o, incluso, los altavoces.
La Dirección General de Tráfico (DGT), todavía no ha especificado la fecha en la que se implantará en España. Aunque en la C-31 de Barcelona ya están instalados. Por el momento, este dispositivo se ha colocado solamente para ver cómo funciona, por lo que no multará.
Se desconoce si lo hará en el futuro, pero está previsto que en la ciudad condal se instalen otros 11 radares Medusa en lugares donde la contaminación acústica derivada del tráfico pueda suponer un problema. Tráfico analizará los datos de las carreteras francesas para valorar una futura instalación por todo el territorio español.
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