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i. ochoa de olano
Domingo, 12 de mayo 2019, 18:02
Basta con rebobinar doce años para encontrar a la primer mujer nombrada capitana de un crucero. Karin Stahre-Janson. Sueca. El histórico ascenso ocurrió en 2007, cuando tomó posesión del 'Monarca de los Mares' (2.400 pasajeros y 850 tripulantes), de Royal Caribbean, la misma compañía para la que operan en la actualidad, con ese mismo rango, otras dos mujeres: la estadounidense Kate McCue, que pronto cambiará el Caribe por el Mediterráneo, y la ecuatoriana Nathaly Albán, destinada en las islas Galápagos, donde comanda uno de los únicos cruceros de lujo de expedición que navegan en esa zona. Ninguna otra naviera del mundo se ha esforzado más por integrar a la mujer en cargos de responsabilidad. Es así desde que otra mujer, Lisa Lutoff-Perlo, preside y dirige Celebrity Cruises, la línea premium de Royal Caribbean.
Mientras que la industria de los cruceros saca pecho por ser el sector náutico más abierto a la incorporación femenina a sus plantilla, donde alcanza ya el 20%, Lutoff-Perlo presume de incrementar ese porcentaje en dos puntos solo entre su cuerpo de oficiales y en diez en lo que se refiere a la tripulación de su recién botado 'Celebrity Egde'. «Y no hemos terminado aún en nuestros avances para alcanzar la igualdad de género en nuestra compañía», avisa la directiva guerrera, en cuyas filas cuenta, además, con dos capitanas de personal –el puesto inmediatamente anterior al de capitán de barco–, la británica Wendy Williams y la sevillana María Gotor.
Aunque con mucho menos ímpetu, otras líneas también han propiciado la incorporación de mujeres a sus más altos escalafones. Son P&O Cruises, con Sarah Bretron; Cunard, con Inger Olsen; Silversea Cruises, con la suiza Margrith Ettlin, experimentada en regiones polares como el Ártico y la Antártida; Regent Seven Seas, con la italiana Serena Melani, quien años antes estuvo enrolada en buques petroleros; AISAsol, con la alemana Nicole Langosch, antes funcionaria en el Parlamento europeo y empleada en el transporte de contenedores en Nueva Zelanda; Windstar Cruises, con Belinda Bennett, la primera mujer negra en comandar un crucero, o Sea Cloud Cruises, con la canadiense Kathryn Whittaker. Eso es todo.
«El mar ha sido considerado siempre cosa de hombres. Territorio exclusivo masculino. Lo femenino se relegaba para la parte romántica o poética. La carrera de capitán es extremadamente dura. Si además eres mujer tienes menos posibilidades y muchas desisten en los primeros escalones de la carrera marítima», explica Jesús García, editor de CruceroAdicto.com, la revista especializada en cruceros más leída en español, con casi cuatro millones de entradas al año.
Aunque el proceso para acabar vistiendo uniforme blanco y galones dorados varía según los países, suele arrancar en una academia de la marina mercante para obtener la licenciatura oficial en Náutica y Transporte Marítimo, y continúa con la obtención del título profesional de piloto de primera o de segunda de la Marina Mercante y con la ejecución de un master en Ciencias en Ingeniería Marítima. «En medio hay que superar un montón de exámenes de calificación, a medida que se avanza en la jerarquía de oficiales de un barco, y con notas excelentes, y largas prácticas», enfatiza García. Aún les quedará conseguir la licencia de capitán marino con la Guardia Costera u organismo similar, para lo que se exige un mínimo de diez años de experiencia probada y solicitar un puesto de capitán de barco en navieras de cruceros.
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