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Aunque parece una tarea simple, escoger una buena pieza de fruta en el mercado es todo un reto. En esta temporada de calor lo que apetece son alimentos refrescantes y ligeros, y ahí el melón se posiciona como ganador. Hay muchas leyendas en torno a los trucos para elegir el melón más dulce pero, ¿cuáles son mitos y cuáles son reales? Ni el color, ni la textura ni cómo de blando sea o no el culo del melón influyen lo más mínimo en su sabor. Lo realmente importante lo aportan dos sentidos: el tacto y el oído. «Es difícil explicarlo porque es una cuestión de sonido», explica Julio Fernández, frutero del establecimiento Doña Fruta en la Calle Imperial de Valladolid. Casi veinte años a cargo del negocio le avalan, y solo con un par de golpes sabe identificar cuál es el bueno. Ahora tratará de explicarlo para que todos los clientes adquieran también esa habilidad.
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Primera regla: nada de tocar los extremos del melón. «Hay mucha gente que cuando va al mercado a comprar melón, les toca el culo y la cabeza y si están blandos piensan que el melón está maduro; pero después de veinte personas haciendo el mismo gesto es normal que esté blando y no significa que esté bueno», añade el frutero. Entonces, ¿cómo saber si un melón está maduro? La clave está en darle un par de toques. «Si le pegas y rebota, está duro; pero si le pegas y el sonido es más aplanado, es que está blando y maduro para comer», apunta.
julio fernández
Frutero de 'Doña Fruta'
El color, aunque al estar maduro puede tirar un poco más amarillento, no es un indicador de referencia. «La gente se fija en el color, o que esté como rallado porque son aparentemente más bonitos pero eso no quiere decir que estén más dulces», asegura Julio Fernández. La belleza, como siempre, está en el interior y en la fruta no se hace una excepción. Si ya te has hecho con una buena pieza, ahora solo tienes que conservarla en un lugar fresco de la casa. «No es necesario meterlo en el frigorífico si no está abierto», añade.
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Rebeca Alonso
Para diferenciar entre un melón hembra y un melón macho, solo tenemos que fijarnos en el tipo de rayado de la piel. Si este es longitudinal y va de extremo a extremo, estaremos ante un melón macho. Si, en cambio, las estrías formas circunferencias hablaríamos de melona. Además, el melón tiene la cabeza más fina mientras que la melona la tiene algo más gruesa y grande. En términos generales, «la gente escoge la melona porque es más atractiva». Por tanto, la distinción no es tanto por el género sino por la estética de la pieza.
Los consejos compartidos por Julio Fernández, frutero con casi veinte años de experiencia, parecen sencillos de seguir. Afinar el oído y saber golpear el melón. Aunque esto puede parecer fácil, es cierto que identificar cada sonido puede ser complejo. Para él, dar con esas claves es cuestión de «experiencia». Tener en mente estos trucos permiten al cliente «saber comprar», algo fundamental para acertar con la elección. Si cuentas con un mercado con buen género, las posibilidades se multiplican, pero si tienes que depender de tu criterio, estos consejos te facilitarán y mucho el trabajo.
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