Tendemos a pensar que todo lo natural es bueno e inocuo, pero nada más lejos de la realidad. En la naturaleza existen plantas con multitud de propiedades medicinales, también venenosas... y algunas de ellas se utilizan como principios activos para medicamentos. Las infusiones pueden ser muy beneficiosas, pero hay que tener en cuenta que conllevan ciertos efectos en el organismo, por lo que hay que elegirlas con criterio y evitarlas en los casos en que estén contraindicadas. Hay que tener especial cuidado en el embarazo y la lactancia, ya que algunas tisanas pueden tener efectos negativos sobre el bebé.
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Algunas de las infusiones más peligrosas durante el embarazo y la lactancia son la salvia, el poleo, el té de boldo, el agracejo, el ruibarbo y la ruda, ya que pueden provocar contracciones en el útero. El regaliz puede provocar hipertensión arterial y el té de ginko biloba puede afectar al corazón del feto. La salvia, el perejil, la cúrcuma, el anís verde y el anís estrellado pueden provocar un aborto. El eucalipto puede ocasionar sangrados en el embarazo, la menta implica riesgo de trastornos gastrointestinales y el poleo menta presenta toxicidad para el feto con riesgo de malformaciones y de aborto. Por otra parte, el espino albar, el mate, la pasiflora y amapola poseen un alto contenido en alcaloides y pueden causar toxicidad hepático-renal.
Tampoco están recomendados por no conocerse claramente sus efectos en el embarazo el propóleo, la valeriana y la equinácea. También hay que evitar tisanas con aloe vera, diente de león, artemisa, caléndula, ginseng, consuelda, ajenjo, hierba luisa, hierba de San Juan, lavanda y cola de caballo. La manzanilla puede tomarse ocasionalmente pero con precaución, ya que puede afectar al sistema inmune de la madre y al sistema circulatorio del bebé. También se aconseja moderar el consumo de té, ya que es excitante y puede impedir la correcta absorción del hierro (y puede pasar a la leche materna).
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Por último, se recomienda evitar las infusiones comerciales de tipo 'pirámide' (bolsitas triangulares), ya que según algunos estudios contienen más concentración de microplásticos. Lo ideal es comprar la infusión a granel. Ante la duda sobre las propiedades de un tipo de infusión es mejor no tomarlo y consultar con el médico. Hay que recordar que estas infusiones pasan a la leche materna.
Aunque se han realizado pocos estudios sobre la influencia de las infusiones sobre el embarazo y la lactancia, en principio se pueden calificar de seguras (aún así es mejor no tomar ninguna en exceso) las de rooibos, tomillo y jengibre. El tomillo es ideal para los síntomas gripales, ya que tiene propiedades antisépticas y antiinflamatorias, además de ser un potente antioxidante y de aportar una significativa cantidad de hierro al organismo. Además contiene manganeso, calcio y fibra. Por su parte, el rooibos contiene antioxidantes que estimulan las defensas y el sistema inmunológico, además de favorecer la circulación sanguínea. El jengibre, que se puede comprar fresco, es un buen aliado para aliviar las náuseas matutinas.
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Marta Fdez. Vallejo
Marta Fdez. Vallejo
Cabe destacar que es mejor evitar un exceso de azúcar en estas infusiones, así como los edulcorantes artificiales, que pueden entrañar riesgo. Lo ideal es tomarlas solas o añadir una pequeña cucharadita de miel. Otra opción es recurrir a elementos como limón, naranja o manzana para aportar sabor.
En cualquier caso, se recomienda no tomar más de una o dos tazas de infusión al día y preferentemente ir variando de tipo de infusión.
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