Una buena hidratación es esencial para una piel sana y con buen aspecto. Beber agua y comer algunos alimentos como frutas (tomates, sandía o fresas) y verduras (pepinos, apio o lechuga) harán que nuestra piel luzca mejor aspecto. Además, aplicarse una crema hidratante atendiendo a las necesidades de nuestra dermis será la combinación ideal para tener una piel sana.
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Para este fin, una gran aliada de la cosmética natural es la manteca de karité. Entre los beneficios de esta sustancia natural destaca su poder reparador tanto de la sequedad e irritación como de las cicatrices. Asimismo, hay que tener en cuenta su aporte de vitaminas que hace que piel y cabello estén nutridos, hidratados y protegidos.
El karité es un árbol, que se da originariamente en el oeste de África: en Costa de Marfil, Benín, Malí, Ghana y Burkina Faso. Puede llegar a medir hasta 15 metros de altura y de él se extrae el fruto denominado de la misma forma, karité. Son una especie de nueces blandas de las que se extrae una pulpa blanca que se cuece para obtener aceite. Esta grasa vegetal es lo que denominamos manteca de karité, que se usa en los países antes mencionados para cocinar, aunque la última década ha experimentado una fuerte demanda para productos cosméticos.
La principal propiedad de la manteca de karité es su gran poder de hidratación. Esta sustancia hace que la piel sea más flexible y sana porque se absorbe en profundidad en la epidermis. Además de ser un aceite vegetal natural y libre de perfumes, es muy versátil en su uso que va desde su aplicación como crema de codos y rodillas muy secos, hasta hidratante facial para pieles sensibles.
Otro de sus beneficios es su poder antiinflamatorio, por el que se recomienda para pieles con acné y otros problemas como la dermatitis o la psoriasis. El karité es rico en vitaminas A y E por lo que además de nutrir la piel, ayuda a la regeneración celular mejorando la cicatrización de heridas. Asimismo, la protege del viento, el frío y de sol por los ácidos grasos que la componen.
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El aceite vegetal de karité puro es sólido, por lo que hay que calentarlo con las manos para poder usarlo. Este aceite es rico en ácidos grasos que benefician la hidratación tanto de cara, cuerpo y cabello. No obstante, su textura dificulta la aplicación en el cabello, por lo que puede ser uno de los compuestos de champús, mascarillas y cremas de peinado.
La manteca de Karité se puede utilizar como una crema tanto de día como de noche. Además de hidratante labial. Para el cabello lo más usual es buscar la manteca de karité como alguno de los ingredientes de otras fórmulas, pero puede usarse frotando una pequeña cantidad en las manos y aplicándola en las puntas del pelo. En este caso hay que tener en cuenta que puede engrasar el pelo, por lo que es conveniente hacer una prueba con una cantidad muy pequeña y adaptarla a la necesidad de cada cabello.
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