Cada vez son más las personas que se preocupan por llevar una alimentación más equilibrada. El último Barómetro Food, un proyecto europeo que tiene como objetivo el promover una alimentación sana y la aplicación de buenos hábitos, ha dado unos datos muy prometedores. En el año 2022, han detectado una gran apuesta de los españoles por alimentarse de forma más saludable. Según ellos, el 90% de los consumidores demanda una oferta más saludable cuando va a un restaurante, solicitando productos frescos o algún etiquetado nutricional que les ayude a elegir.
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Pero que más gente se preocupe por alimentarse mejor, no implica que no exista cierto desconocimiento sobre la comida procesada. Esta tiene una mala fama que no es infundada, dado que una gran parte suponen un riesgo real para la salud. De hecho, un estudio con participación de la Universidad de Navarra, y que fue publicado hace dos años en la revista The British Medical Journal, analizó los hábitos alimenticios de más de 20.000 voluntarios durante 15 años. Finalmente, se determinó que una mayor ingesta de comida basura aumenta en un 62% el riesgo de mortalidad.
Sin embargo, no todos los alimentos procesados se encuentran en los últimos escalones del Sistema NOVA, lugar reservado para los alimentos muy procesados y los ultraprocesados que tanto mal hacen a la salud. Esta clasificación coloca a la comida dependiendo del grado de transformación que han sufrido. Existen opciones muy recomendables que pueden completar una dieta equilibrada y saludable, siempre y cuando evitemos los últimos rangos, tal y como recomienda Daniel A. de Luis Román, catedrático de Endocrinología y Nutrición de la Universidad de Valladolid y Jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Clínico.
Según él, lo conveniente es consumir productos del primer, que son aquellos que están mínimamente procesados y «han sido sometidos a una transformación que no incorpora ninguna sustancia al producto original». Un ejemplo es la leche, que se pasteuriza para eliminar bacterias, pero no altera prácticamente su contenido nutricional, rico en calcio, vitamina D, potasio y fósforo. También las ensaladas envasadas, en las que la verdura solo ha sido sometida a un sistema de lavado y troceado. De hecho, lo idóneo para este experto sería es basar la dieta en «productos del grupo 1 (alimentos naturales sin procesar o mínimamente procesada) condimentados con los del grupo 2 (aceite de oliva, sal...), es decir, cocinar en casa los productos frescos que compramos en el mercado».
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