A finales de diciembre concluye el otoño y da comienzo la época de invierno, por lo que la cocina se readapta para combatir el frío de estos meses. Los cítricos son los alimentos principales de temporada, especialmente las naranjas y mandarinas, y aparecen en el momento adecuado, ya que su gran aporte de vitamina C y otros compuestos antioxidantes favorece el refuerzo de las defensas para luchar contra los virus y bacterias que resurgen con las frías temperaturas.
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Durante el último mes del año, aún se pueden encontrar frutas típicas del otoño como la granada y el aguacate, aunque algunas como la chirimoya, el caqui o el membrillo van desapareciendo. También continúan floreciendo manzanas, peras, kiwis, dátiles frescos, uvas y algunas frutas tropicales de las zonas cálidas del país como el mango, la papaya o la piña.
En cuanto a las verduras de temporada, en esta época del año se dan con más frecuencia la coliflor, el brócoli, el repollo, las alcachofas, los nabos, las chirivías, los hinojos, los puerros, las acelgas, las borrajas, los cardos, los apios y las espinacas. Además, las calabazas y los boniatos son hortalizas que aportan sustancias esenciales para proteger las mucosas.
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Los alimentos crudos favorecen la obtención de dosis más altas de vitaminas y minerales, por tanto, no conviene olvidarlos pese a la bajada de las temperaturas durante esta época. Existen variedades de lechugas y tomates de invierno como la escarola, las endibias, los canónigos o el tomate raf, que reduce el riesgo de sufrir cáncer de colon gracias al poder del licopeno y de las vitaminas A, C y E.
Alimentos de temporada y sus beneficios
Existe una gran variedad de lechugas y vegetales de invierno que pueden ser la bases de las ensaladas y que gracias a su alto aporte en vitaminas y minerales fomentan la reducción del riesgo de enfermedades y problemas de salud.
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Lechuga hoja de roble: buena fuente de vitaminas C y K, provitamina A y ácido fólico.
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Espinaca: rica en ácido fólico y vitaminas A, C y E. Además aporta gran cantidad de minerales como el hierro, que combate la anemia; potasio, calcio, fósforo, magnesio y flúor.
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Endibia: proporciona vitaminas A, C y ácido fólico.
Algunas raíces como el nabo, el puerro y el jengibre son propias de la temporada invernal y aportan numerosos beneficios para la salud.
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Nabo: contiene compuestos de azufre con acción antioxidante, minerales como el potasio y vitaminas C y ácido fólico.
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Puerro: posee compuestos de azufre, que refuerzan el sistema inmune y mejoran la circulación; y grandes dosis de vitaminas C, E y ácido fólico.
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Jengibre: se utiliza para aliviar los gases, favorecer la digestión, reducir los mareos, combatir el catarro y ayuda como antiinflamatorio gracias a que está compuesto por gingerones.
Frutas como la piña también tienen su época de maduración en diciembre y aportan grandes dosis de bromelina, una enzima que ayuda a descomponer las proteínas, favorece la digestión y previene los gases. Además, genera gran cantidad de vitamina C. Por su parte, la coliflor contiene compuestos de azufre que previenen los cánceres de pulmón, estómago y colon. Así mismo, supone una fuente de vitaminas B5, B6, C y ácido fólico.
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