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La tensión arterial alta es una enfermedad que afecta al 35% de los españoles, alcanzando el 68% si se tiene en cuenta únicamente la población mayor de 60 años. En el 10% de los casos se produce como consecuencia de otra enfermedad, mientras que en ... el 90% no se encuentra una causa clara al respecto. La presión sanguínea se considera normal cuando está por debajo de 120 (máxima) /80 (mínima). Sin embargo, es elevada cuando los valores superan 140/90. En estas situaciones conviene vigilar la alimentación y el peso, para evitar que los niveles aumenten o se mantengan.
La personas con más riesgo de padecer hipertensión son aquellas que tienen alguno de estos hábitos o enfermedades: obesidad, estrés elevado, una dieta elevada en sal y baja en potasio, fumador, sedentario, diabetes, problemas de riñón o cardiovasculares, cantidades elevadas de alcohol o antecedentes familiares.
El sobrepeso y la obesidad van ligados, generalmente, con la presión arterial elevada, por lo que conviene mantener un buen peso favorecido por una alimentación correcta. Las personas que padecen sobrepeso tienen entre dos y seis veces más de riesgo de sufrir hipertensión. El consumo excesivo de alcohol (más de dos copas diaria en hombres y más de una en mujeres) puede perjudicar y elevar también los niveles de presión sanguínea. Es recomendable no centrarse únicamente en seguir una dieta baja en sal, sino una cardiosaludable; debido a que la presión alta genera riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares, como la diabetes o el colesterol.
Por tanto, la alimentación correcta para personas con hipertensión incluye muchas frutas, verduras y legumbres y poco consumo de grasas saturadas.
Evitar los embutidos, los lácteos enteros y las carnes grasas.
Consumir pescado mínimo tres o cuatro veces por semana.
Aliñar y cocinar los platos con aceites vegetales.
Moderar el consumo de grasas, especialmente los fritos y rebozados.
Consumir dos raciones de lácteos diarias.
Moderar el consumo de café y té y evitar otras bebidas excitantes.
Eliminar el regaliz, ya que puede causar retención de sodio y pérdida de potasio.
Reducir el consumo de sal, ya que es la que provoca mayor aporte de sodio, y este mineral es el encargado de regular los niveles de presión arterial.
Un estudio realizado por la Asociación Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición y la Universidad Complutense de Madrid desveló que el 80% de los españoles consume más sal diaria de la recomendada por la Organización Mundial de la Salud. El consumo medio en España se sitúa en 9,8 gramos por día, mientras que la recomendación es de unos 5 gramos El consumo elevado de sal debe preocupar también a las personas con una tensión arterial adecuada, ya que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
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