Chocolate, un regalo de dioses

El árbol que produce el cacao (Theobroma cacao) tiene sus orígenes en América del Sur, de la cuenca del río Orinoco o el río Amazonas y fue traída por los conquistadores a Europa. Debido a su sabor amargo y picante y por su aspecto sucio, no cuajo su consumo en época de los Reyes Católicos en España. A partir de Hernán Cortés en la corte de Carlos I es cuando se inicia su consumo.

El chocolate se obtiene mezclando azúcar con dos productos derivados de la manipulación de las semillas del cacao: una parte sólida (la pasta de cacao) y una parte grasa (la manteca de cacao). A partir de esta combinación triple, se producen todos los tipos de chocolate, su apellido va a depender de la proporción entre estos tres elementos y de la introducción de otros productos tales como leche y frutos secos.

Todo chocolate debe tener como mínimo un 35% de componentes del cacao, teniendo en cuenta que el contenido en cacao seco desengrasado no tiene que ser inferior al 14%, ni el de manteca de cacao inferior al 18%. El chocolate es un alimento con mucha energía, superando las 500 calorías por 100 gramos el chocolate negro y llegando casi a las 600 calorías o sobrepasándolos en el caso de contener leche o frutos secos.

Centrándonos en el chocolate negro, el aporte de grasas es de 35 gramos y los hidratos y azucares juntos sobrepasan los 80 gramos. Las grasas son mayoritariamente saturadas, aunque presenta más de un 30% de monoinsaturadas, y el colesterol en el chocolate negro es prácticamente testimonial (1 mg), aumentando a 30 mg en el chocolate con leche. El aporte de proteínas es moderado, en torno a 6 gramos.

El chocolate es fuente de minerales tales como el fósforo, el magnesio, el hierro y el potasio, además si el chocolate es con leche, el aporte de calcio es relevante. Con respecto a las vitaminas las más relevante son los carotenos. Pero su verdadero secreto es el aporte de catequinas, un tipo de flavonoides con múltiples acciones antioxidantes para nuestra salud.

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