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El queso es uno de los alimentos más versátiles de la cocina. FERNANDO CRUZ SUÁREZ

Qué cortezas del queso se pueden comer y cuáles no se recomiendan

La diferencia para que sean comestibles o no, lo marcará si estamos ante un 'envoltorio' natural o artificial

Viernes, 12 de agosto 2022, 00:25

Pocos alimentos generan tanto debate como el queso. Amantes que no dudan en echar más queso a la comida, independientemente del plato el cuestión; y detractores que lo esquivan como buenamente pueden. Lo cierto, es que es un ingrediente especialmente versátil y que tiene multitud de posibilidades en la cocina, pero ¿se puede comer todo del queso, incluso la corteza? La respuesta es que depende de si es natural o no, te lo explicamos.

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La corteza del queso es la parte que recubre la superficie y su principal función, más que servir de alimento, es proteger el interior frente a los agentes externos y permitir que se conserve y madure adecuadamente. Además, ayuda a que no se seque porque es capaz de contener la humedad en su interior, evitando así también que se genere moho. Si es o no comestible dependerá principalmente de su origen pero se puede adelantar que aquella corteza que sea artificial se debe deshechar, y la natural se podrá comer siempre y cuando no haya estado expuesta.

¿Cómo distinguir una corteza artificial de una natural?

Las cortezas artificiales, en algunos casos, son muy fáciles de reconocer por la cera roja o amarilla que rodea a quesos edam o gouda. Sin embargo, en algunos casos no es tan sencillo identificar a los naturales, por eso, es importante fijarse en el brillo y el color. La cortezas negras o las que son muy brillantes y blancas suelen ser artificiales mientras que las que son más opacas, marrones y 'sucias', suelen ser las naturales y los quesos de mayor calidad.

Ejemplos de quesos con los distintos tipos de corteza

  • Quesos sin corteza. Quesos como el cabrales, el gorgonzola, el roquefort

  • Quesos de corteza artificial. Quesos como el edam, gouda

  • Quesos de corteza natural. Quesos como el brie, el camembert

Sin embargo, aunque la corteza natural del queso podría ser consumida, hay que tener en cuenta a qué agentes ha estado expuesta. Si ha estado a disposición de varias personas, como a veces ocurre en los supermercados, y cualquiera ha podido tocarlo, es mejor retirar la corteza. En las cortezas artificiales, en cambio, no hay duda porque están hechos de materiales como ceras, parafinas o plásticos.

Aunque estos componentes no son tóxicos, ya que están en contacto con el alimento principal, no se recomienda consumirlos. Al fin y al cabo no son comida, son solo plásticos que no aportan ningún nutriente a aquel que los consume.

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Cortezas que se recomienda consumir

Por supuesto, dentro de este grupo se incluyen solo los quesos de corteza natural. Concretamente, aquellos quesos cuyo tiempo de maduración han proporcionado un sabor único a la corteza y les aporta un valor extra. En su corteza, característica por la mohosidad que presenta, se puede encontrar además probióticos o penicilina beneficiosos para la salud.

Las cortezas naturales se producen durante el proceso de maduración gracias a la pérdida de agua. Cuanto más tiempo tenga que estar madurando, más dura y fina será su corteza debio precisamente a ese descenso en la humedad. Así, los más añejos tendrán un corteza demasiado dura como en el caso del Parmesano Reggiano y para comerlo, es necesario retirarla.

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En los quesos cuyo proceso de maduración es más alargado, además, el sabor es más intenso. Por eso, aunque se pueda consumir el sabor puede que sea demasiado fuerte e incluso desagradable hasta para los amantes del queso. Ahora sí, la elección sobre si comer o no la corteza es tuya pero recuerda qué es lo que te puede aportar para decidirte.

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