Copas menstruales, una alternativa sana, ecológica y barata a las compresas y tampones

Este verano muchas mujeres habrán evitado darse un baño en la piscina o en el mar a causa del periodo. Las compresas limitan bastante ciertas actividades diarias, al menos desde el punto de vista de la comodidad, y ni siquiera los tampones ofrecen una libertad total, ya que se absorben el agua y deben ser cambiados con cierta regularidad. Por ello, las copas menstruales se han convertido en la mejor alternativa no solo para quienes desean practicar deporte o bañarse con total seguridad y confort, sino también para aquellas mujeres que quieran apostar por un producto sano, ecológico y que permite ahorrar mucho dinero a corto plazo.

Las copas menstruales están fabricadas con látex o silicona de grado médico, materiales que no conforman ningún peligro para la salud. Sin embargo, los tampones y compresas suelen llevar aditivos químicos que pueden ser perjudiciales. Por ejemplo, suelen blanquearse con cloro, (excepcion de las compresas y tampones fabricados com un 100% de algodón ecológico sin cloro añadido, que son una minoría en el mercado). Además, el material de los tampones puede resecar la vagina y provocar molestias, algo que no ocurre con la copa.

Al utilizar compresas y tampones generamos toneladas de residuos cada día en el mundo, mientras que las copas menstruales suelen durar años. Eso sí, hay que reconocer que mientras que las fabricadas de silicona pueden tardar hasta 400 años en biodegradarse, las de látex se biodegradan en meses o pocos años.

Un paquete de compresas o tampones puede costar entre dos y cinco euros dependiendo de la marca y del tipo. Por otra parte, una copa menstrual cuesta de media entre quince y treinta euros, es más cara pero supone un único desembolso económico. Las copas menstruales pueden durar hasta diez años, por lo que el ahorro es más que evidente.

Las copas menstruales pueden aguantar doce horas perfectamente sin ninguna pérdida, incluso en los casos de flujo más abundante. Además, una vez colocadas correctamente no molestan en absoluto, incluso se pueden llevar mientras se duerme. Con ellas es posible practicar cualquier deporte y nadar sin ningún riesgo, ya que hacen un vacío (vacío que se puede romper fácilmente al sacarla) y no entra agua ni sale flujo al exterior. Para ello es necesario escoger correctamente la talla siguiendo las indicaciones del fabricante. También es importante escoger un tipo de copa acorde con nosotros (más o menos rígida, con bolita al final para tirar de ella o un pequeño saliente, etc).

Una de las pocas desventajas de las copas menstruales es que colocarlas y sacarlas requiere algo de práctica. Para introducirlas es conveniente colocarse en cuclillas y doblar el anillo de goma, mientras que para sacarlas hay que realizar una ligera presión con los músculos del suelo pélvico para empujarla hacia afuera mientras pellizcamos la base de la copa con los dedos. También hay que tener en cuenta que hay que extremar la higiene: es necesario lavarnos bien las manos antes de ponernos la copa y tras sacarla, y es conveniente esterilizarla con agua hirviendo una vez al mes, además de limpiarla con agua y jabón. Para facilitar su limpieza existen unos recipientes plegables de silicona donde se cubre de agua la copa. Estos recipientes se introducen unos minutos en el micrrondas y consiguen esterilizarla rápidamente. Otra opción es hervirla de forma convencional. en un recipiente que solo utilicemos para la copa menstrual.

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