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N. G.
Viernes, 26 de agosto 2022
El cabello es un bien preciado. Mantener una cabellera hidratada, brillante y sin puntas abiertas es el objetivo que muchos desean alcanzar. Melena larga, corta, con mechas o tintes, cada cabello se adapta a cada gusto. El temor de dañar el pelo y que este tenga un aspecto áspero y pobre está a la orden del día. En cada hogar no pueden faltar acondicionadores, mascarillas o protectores de calor que ayudan a que el cabello no pierda brillo o recupere su naturalidad.
La Agencia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) apunta que el lavado depende de la producción de sebo, es decir, de la facilidad con la que se ensucia. Los expertos recomiendan lavar el cabello dos o tres veces por semana, aunque si es más graso se puede lavar con más frecuencia sin provocar un aumento de caída.
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Carmen Barreiro
El lavado es el primer paso si queremos obtener buenos resultados en nuestro cabello. Para evitar debilitarlo conoce los cinco errores que se comete a la hora de lavar el cabello.
Cuántas veces nos hemos deshecho la coleta o moño que llevábamos para estar más cómodas en casa y nos hemos metido a la ducha sin antes habernos cepillado el pelo. Los enredones favorecen la rotura del cabello. Por ello, es importante desenredarlo antes de que el agua caiga sobre nuestra cabeza. Es importante empezar de puntas a raíz, es decir, de abajo hacia arriba con delicadeza y sin tirones bruscos. Pasar el peine poco a poco para detectar los enredones sin necesidad de tirar de ellos. De esta manera evitaremos que se acumulen los nudos.
El pelo mojado es más débil. Los peines más recomendados para que deslicen bien sobre el cabello, reduzcan la rotura y los tirones son aquellos de púas separadas y anchas. También pueden servir los de púas flexibles para conseguir un cabello sedoso.
Sobre el pelo seco, los cepillos más recomendados son los de púas suaves y flexibles que pueden parar a tiempo cuando se encuentran un nudo. Otra opción es deshacer los enredos con los dedos de la mano..
El champú es el encargado de limpiar el cuero cabelludo y combatir la acumulación de residuos. El champú que apliquemos debe adaptarse al cuero cabelludo y no al resto del pelo. Si por ejemplo, tenemos el pelo seco a causa del tinte o el uso abusivo del secador y las planchas, pero nuestro cuero cabelludo es graso, no se debe seleccionar un champú muy hidratante. Esto hará que no se limpie eficazmente y genere acumulación de residuos y se obstruya los folículos. La solución pasa por aplicar un champú específico para el cuero cabelludo graso y después hidratar el resto del pelo, de medios a puntas, con mascarillas, acondicionadores o sérums.
Cuando se aplica el champú hay que ser delicado, no ser bruscos y no tirar del cabello. Estas acciones hacen que se debilite el cuero cabelludo. Mejor haz movimientos rectos y circulares para asegurar una buena limpieza. Coloca los dedos sobre la raíz y efectúa masajes suaves. Después aclara bien para que no queden restos.
Puede ser de gran ayuda combinar un buen champú con sulfatos con otros naturales, respetuosos con la piel que no son agresivos al no contener componentes químicos ni sulfatos o siliconas.
Aunque no existe una regla específica sobre cuál es la temperatura ideal para la ducha, los dermatólogos aconsejan mantener una temperatura que oscila entre los 37ºC y los 38,8ºC. Superar los 41ºC provoca daños en la piel y en el folículo piloso del cabello. El agua muy caliente causa irritación, sensibilización y sequedad. El agua fría contrae el folículo piloso, ayuda a sellar el pelo y ayuda a tener un cabello más brillante.
Deja a un lado las toallas convencionales y emplear toallas de microfibra y algodón. Mantén el turbante durante 30 minutos como máximo, si se deja más tiempo proliferarán los picores e irritaciones.
Es importante no ejercer fricción ni arrastres bruscos sobre la melena. Frotar el cabello con la toalla solo enredará y provocará que el cabello se parta. Es mejor efectuar movimientos suaves, recoge el pelo y estrújalo de arriba a abajo o de puntas a raíz si quieres que aumente la definición del rizo. Esto ayudará a quitar el exceso de humedad.
Aunque no seamos conscientes, hay una serie de actuaciones que hacen que el pelo se debilite y se dañe. Poner una temperatura alta es uno de los errores más frecuentes. Suele ocurrir cuando estamos en invierno y queremos que se seque el pelo rápido. No es necesario secarlo con aire frío, pero sí con aire templado. El calor afecta a la fibra del cabello, es por ello que el secador no debe superar los 160ºC.
Acercar el secador al cuero cabelludo es otro de los factores que afectan. Azotar el cuero cabelludo con aire caliente y no mantener una distancia irrita y daña la piel. Hay que secar las raíces con delicadeza y cuidado. Además, emplear la máxima potencia del secador para no esperar un largo tiempo en que se seque el cabello provoca daños en la cutícula. La potencia idónea se encuentra entre los 1500 y 2000 W.
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