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La alimentación está muy centrada actualmente en el valor proteico de ciertas comidas. Solo hay que acercarse al supermercado para ver cómo han aumentado el número de productos con el reclamo nutricional de la proteínas. Yogures, gelatinas, leche, natillas y hasta flanes con la etiqueta ... de '+Proteína', una moda que, tal y como destaca la OCU, viene directamente de una industria alimentaria que trata de convencer de las ventajas de este tipo de artículos alimenticios.
Si antes este tipo de suplementación iba enfocada a los deportistas y usuarios de gimnasio, ahora se han ido extendiendo al grueso de la población. Pero, ¿realmente sirven para algo este tipo de productos? Para la Organización de Consumidores y Usuarios es más que discutible que consumir alimentos enriquecidos en proteínas sea beneficioso para la salud. Además, destacan que existen formas mucho más económicas de realizar una ingesta proteica, sin salir de una dieta convencional.
Existe un gran enfoque comercial en las etiquetas de 'alto en proteína', '+proteína' o similares. Al igual que se ha hecho con los alimentos bajos en grasa en el pasado, siendo más un reclamo que un alimento más saludable. «Se trata de persuadir al consumidor de la necesidad de estos productos dentro de una dieta sana o como parte de dietas de adelgazamiento», ha dicho la OCU.
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Por lo tanto, una dieta equilibrada basada en alimentos convencionales es más que suficiente para realizar una ingesta correcta de calorías. Frutos secos, carnes, pescados o legumbres son una gran fuente de proteínas que no chocan con una dieta equilibrada.
Es cierto que dependerá de las necesidades de cada usuario, pero son casos específicos los que requieren de una ingesta de proteína mucho más elevada (como el caso de los deportistas de élite), pero siempre se deberá consultar con un profesional de la nutrición.
Solo hace falta comparar productos similares con y sin etiquetas de enriquecimiento proteico para darse cuenta de las diferencias de precio entre unos y otros. En algunos casos, como en la leche, dicha diferencia puede ser hasta del doble del precio.
La OCU ha sido muy tajante en el análisis de este tipo de lanzamientos por parte de los supermercados. Lo ven como «una moda más de la industria alimentaria de la que podemos prescindir tranquilamente». Esto se debe a que, según su criterio, no son solo productos innecesarios, sino que son mucho más caros que sus versiones convencionales.
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