Las frutas, verduras y ensaladas son una buena opción a la hora de hidratarse. Pixabay
Vida sana

Alternativas al agua para mantenerse hidratado

Algunos alimentos son muy ricos en nutrientes y también ayudan a una hidratación correcta

Diego G. Chaparro

Valladolid

Sábado, 24 de junio 2023, 18:24

Mantenerse hidratado a través de la ingesta de agua sigue siendo la forma más recomendable. Es una bebida completamente limpia de azucares, aditivos, conservantes o cualquier otro añadido que alteran por completo los alimentos. Sin embargo, no siempre tenemos ganas de beber agua, o a ... lo mejor necesitamos cambiar de bebida para salir de la monotonía, probar otros sabores. Tal y como destaca Andrea Izquierdo nutricionista del CODINUCyL (Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Castilla y León), también existen situaciones sociales que animan a otro tipo de ingesta. Aguas con sabor, como pueden ser el de limón y hierbabuena, canela y manzana, frambuesas u otras tantas variantes, así como infusiones con hielo ahora que se acerca el verano. Su consejo, si se sale a la calle a tomar algo, es «primero calmar la sed con una ingesta de agua, y después, tomar lo que se elija, pero al menos, que lo que se tome no sea por sed».

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La comida también es una gran fuente de hidratación, puesto que hay alimentos con un alto contenido en agua que complementan muy bien la ingesta de líquidos. Algunos de estas opciones son las siguientes:

• Fruta

Este tipo de alimentos son muy buenos, y frescos, algo esencial por la gran aportación nutritiva que hacen. Es de sobra conocida la recomendación de tomar tres raciones de fruta y dos de verdura diarias, y uno de los motivos es la gran capacidad que tienen de hidratar. Destacan frutas como la sandía (con bajo contenido calórico, rica en magnesio y potasio), frambuesa(capacidad antioxidante), o melón (bueno en potasio), por su alto contenido en agua.

• Cremas y sopas frías

Suelen hacerse con alimentos que de por sí ya tienen un alto contenido acuoso. Ciertas frutas y hortalizas son muy habituales. Como en el gazpacho, un clásico del verano que se presenta como un gran recurso para mantenerse fresco e hidratado. Tiene al tomate como base, a lo que se suma mucha cantidad de agua y, además, es sencillo de preparar. Pero no hay que cerrarse en banda y seguir el método tradicional, por lo que siempre se pueden probar variantes de tomate con alguna fruta, como manzana o cereza, por ejemplo. Además, en invierno siempre será buena opción una sopa que ayude al cuerpo a entrar en calor e hidrate al mismo tiempo.

• Ensaladas

No hay que huir de las prefabricadas, ya que siempre es mejor tomar ensaladas a no hacerlo. Pero hay que tener en cuenta que tienen conservantes, potenciadores de sabor y otro tipo de compuestos químicos, por lo que es mejor hacerla por uno mismo. Aun así, este tipo de comida contribuye a una dieta equilibrada e hidratante. De nuevo, son una mezcla de alimentos que de por sí son buenos por su alto contenido en agua, siempre y cuando haya una buena proporción de ingredientes vegetales frente a no vegetales.

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La gran mayoría de verduras y hortalizas, como el tomate, el pimiento o el calabacín tienen más de 90% de este líquido en su interior. A lo que se suma que las ensaladas también permiten experimentar y dar rienda suelta a gran amalgama de sabores, añadiendo piezas de fruta, semillas o algún queso bajo en sal que no desfavorecen una hidratación idónea.

La importancia de reconocer la deshidratación

La nutricionista Izquierdo ha puesto especial énfasis en lo importante que resulta conocer las tempranas sensaciones de deshidratación. Mareos, mala coordinación, problemas para hablar con fluidez, todos son signos que deben alertar de la falta de líquido en nuestro organismo. Pueden llegar a confudirse con falta de glucosa, lo que lleva a la persona a consumir alimentos, algo que termina siendo contraproducente.

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Para ella, la sed se educa, al igual que se hace con el hambre. Si no existe un buen hábito de consumo en el agua, el cuerpo puede terminar por no demandarla. De hecho, un error muy habitual es el de esperar a tener sed para beber agua. Es recomendable hacer pequeñas ingestas que vayan aumentando poco a poco la necesidad de mantenernos hidratados, hasta el punto perfecto adecuado a nuestro altura y peso. Por lo tanto, no es estrictamente obligatorio que se haga un consumo de agua de dos litros diario y es mejor adecuarlo a cada caso concreto, teniendo en cuenta además la ingesta de líquido a través de las comidas.

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