Redacción
Miércoles, 3 de septiembre 2014, 08:26
Aunque se pueden tener a cualquier edad, la mayor incidencia de contagio de piojos se da durante la edad escolar (que no solo en el colegio, también en campamentos). Esto es debido a los hábitos de comportamiento de los niños, que facilitan el contacto estrecho entre las cabezas en la actividad escolar, en los juegos y a los largos periodos de convivencia.
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Pero, ¿qué son y cómo se contagian? Los piojos son insectos sin alas incapaces de volar o saltar, pero sus patas les permiten adherirse firmemente al pelo y desplazarse con rapidez. El contagio se produce por contacto directo cabeza a cabeza y excepcionalmente por transporte pasivo a través de objetos infectados. Se adhieren al pelo del nuevo huésped y comienzan a depositar liendres (huevos) e inician una nueva generación de piojos.
El primer síntoma de la infestación, que es el picor, puede tardar un tiempo en aparecer lo que retrasa el diagnóstico y facilita la propagación.
muy Práctico
Se suele recomendar utilizar repelentes naturales como la esencia del árbol del té, el aceite de citronella y otros de origen sintético, aunque no existen suficientes estudios que avalen su eficacia. Pero la forma más eficaz de prevención es la revisión periódica con una lendrera, lo que permitirá un diagnóstico precoz.
Este método debería instaurarse como método habitual en estas edades en entornos de riesgo. Se recomiendan revisiones cada 7-10 días, siendo aconsejable realizarla los viernes para en caso de ver parasitación poder tratarlos durante el fin de semana y volver al colegio sin infección. Aunque hay que reconocer las dificultades que conlleva, al ser una técnica larga y minuciosa. Sin embargo, se debería integrar como parte de la rutina del aseo personal.
Aunque es verdad que los piojos se adhieren mejor al pelo limpio, la falta de higiene favorece infestaciones más graves e infecciones añadidas. Al lavar y peinar el cabello asiduamente, un buen número de los parásitos son desprendidos o dañados, lo que contribuye a disminuir la infestación. Por tanto, el pelo mejor limpio.
También prefieren el pelo largo: se cree que es la principal causa que explica la mayor incidencia en las niñas.
Como la melena larga facilita el contacto con pelo de otras cabezas, por lo que, se recomienda llevarlo recogido. Además en los cabellos largos los tratamientos son más difíciles de realizar y pueden resultar menos eficaces.
Tratamientos químicos
Los tratamientos pediculicidas químicos son bastante eficaces con altas tasas de eliminación, tanto de los piojos como de las liendres. Aun así, ningún tratamiento los elimina al 100% y debe realizarse un segundo tratamiento a los 7-10 días.
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Hay que seguir estrictamente las instrucciones de aplicación del producto y tener en cuenta que las presentaciones en crema o loción son más eficaces que en champú.
De los distintos productos comercializados en España se consideran de primera elección las Piretrinas y especialmente la Permetrina. Pero todos ellos deben ser complementados con la posterior retirada de los piojos y las liendres, que han quedado muertos o dañados, con una lendrera adecuada (metálica con púas cilíndricas separadas menos de 02mm y punta roma), lo cual mejora el resultado del tratamiento.
En cuanto al desarrollo de resistencias, deben diferenciarse de los fallos en la realización del tratamiento o las reinfestaciones. Con el fin de prevenirlas, se recomienda no usar estos productos nunca como preventivos, cambiar de sustancia si tras tres aplicaciones falla el tratamiento y en aquellos pacientes con muchos episodios ir rotando los distintos tratamientos. En casos resistentes o infestaciones masivas existen alternativas como la Ivermectina o el Cotrimoxazol, que son de prescripción médica.
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Aunque se trata de sustancias químicas potencialmente irritantes, los tiempos de exposición al tratamiento son cortos y no son de uso habitual sino puntual, así que no estropena el pelo. De todas formas, tras los tratamientos, pueden usarse acondicionadores de pelo que ayudarán a reestructurar el cabello.
Tratamientos naturales
En el caso de los tratamientos naturales, los aceites esenciales como el del árbol del té, aceite de coco, la vaselina, la mayonesa actúan asfixiando al piojo pero parecen tener menor eficacia que los pediculicidas químicos clásicos.
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Algunos aceites esenciales pueden ser irritantes si se usan a altas concentraciones, además estas sustancias requieren aplicaciones frecuentes (cada tres días) y resultan difíciles de retirar.
Actuando por este mismo mecanismo de asfixia existen preparados de Dimeticona al 4% que tienen mejores resultados, son bien tolerados y de más fácil aplicación. Este tipo de tratamiento se recomienda en pieles muy sensibles que no toleran los pediculicidas químicos.
En cuanto al vinagre, su acción directa contra el piojo requiere altas concentraciones con una eficacia limitada y posibilidad de irritación. Sin embargo, diluciones de dos partes de agua y una de vinagre sí colaboran a facilitar el desprendimiento de las liendres y pueden ser útiles a tal efecto.
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