El perro del infierno, la variante covid que ya se extiende por España

En Estados Unidos, según recoge la agencia Reuters, estas nuevas variantes están ganando terreno. Ambas contienen modificaciones que dificultan que el sistema inmunitario reconozca y neutralice el virus, lo que las hace mejores para infectar a las personas a pesar de la inmunidad que les hayan generado las vacunas y las infecciones de coronavirus que hayan podido sufrir antes.

Esto tiene un efecto directo, además, sobre la acción de los fármacos que se destinan a tratar el coronavirus. En el caso del Bebtelovimab, autorizado en el país norteamericano como tratamiento de emergencia, la citada publicación asegura que las mutaciones de estas dos subvariantes hacen que sea poco probable que sea eficaz para neutralizaras. Mientras que se espera que el Paxlovid, que sí que se administra en España, seguirá siendo efectivo puesto que ataca a una enzima que el virus necesita para replicarse.

En el caso de las vacunas contra el coronavirus, hay evidencias de que las de nueva generación, que atacan a las variantes BA.5 y BA.4 de Omicron, aumentan los niveles de anticuerpos que combaten infecciones contra sus subvariantes en adultos mayores, por lo que, a falta de estudios más profundos, se espera que también sean efectivas con el perro del infierno.

El crecimiento de BQ.1 y BQ.11 en Estados Unidos y en algunas zonas de Europa es la antesala de lo que llegará en las próximas semanas a España. Aquí, según anunció la ministra de Sanidad Carolina Darias la pasada semana, estas dos nuevas variantes suponen el 2,7% de los casos pero se espera que a finales de este mes o principios de diciembre se conviertan ya en las predominantes, puesto que ocupan actualmente las BA.4 y BA.5.

«Por el momento no existencia indicios de que de que ninguno de estos linajes se relacione con una mayor gravedad de los casos», afirmó Darias haciendo referencia a un informe del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades, según recoge Europa Press, pero sí que reconoció que «podrían tener un mayor escape», en relación al efecto de las vacunas sobre sus efectos.