Madrid se reafirma en no cerrar tras salir del «riesgo extremo»

«No creemos que el confinamiento perimetral haya sido efectivo», apunta el máximo responsable del plan anticovid de Ayuso

Viernes, 5 de marzo 2021, 10:22

Madrid está dispuesta a aguantar la presión del resto del Ministerio de Sanidad y de buena parte del resto de las comunidades hasta el final, aunque la apertura de sus 'fronteras' en Semana Santa no tenga ningún efecto práctico. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ... insiste en que no va a cerrarse perimetralmente los 14 días que ha pactado la Comisión de Salud Pública y menos ahora, cuando la región este viernes abandonó tras varias semanas la zona de riesgo extremo al conseguir bajar la incidencia acumulada por debajo de 250 casos cada 100.000 habitantes. La incidencia «va bajando cada día» recordó hoy la presidenta, que insistió en que, más allá de su rechazo a la perimetración, todavía es pronto para tomar ninguna decisión.

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Fue su viceconsejero de Sanidad y máximo responsable del plan anticovid de la Comunidad el que fue más tajante: «No creemos que el cierre perimetral haya sido efectivo. Sí creemos en nuestras medidas», apuntó Antonio Zapatero.

Este viernes Ayuso dejó al alto responsable madrileño como encargado de contraatacar con toda la artillería estadística a las críticas de buena parte del resto de comunidades. «Llevamos un mes de tendencia descendente de todos los indicadores. Hay una disminución de casos semanales de un 23%. Estamos en una incidencia acumulada de 245 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días», esgrimió Zapatero, quien insistió en que «queda mucho tiempo» para Semana Santa como para decidir ahora cerrar las fronteras sin conocer cuál será la situación para entonces.

Zapatero aprovechó su comparecencia semanal para detallar la tesis de Madrid que la perimetración de grandes territorios como provincias o regiones, lejos de contener el virus, puede llegar a propagarlo. «En Madrid hemos tenido tres cierres perimetrales. Lo que hemos visto es que la movilidad en una única provincia genera excesivo contacto social. No nos parece que sirva para bajar la incidencia. No creemos que el perimetraje sea una medida adecuada para controlar la pandemia», el viceconsejero, quien, como otros miembros del equipo de Ayuso, ya en ocasiones anteriores había denunciado las imágenes de zonas de esparcimiento de Madrid repletas por la imposibilidad de la ciudadanía de salir de la comunidad.

El alto cargo de Ayuso, además, no ahorró en críticas directas al departamento que dirige Carolina Darias, al que acusó de «incongruente» porque «cuando muchas comunidades autónomas tenían una incidencia de más de 1.000, se pidió al ministerio que asumiera el liderazgo y eso no se hizo, y ahora que la realidad es mucho mejor, se quiere a toda costa medidas consensuadas».

El Ejecutivo regional, con los hechos, dejó claro que, desde luego, no está pensando en más restricciones ahora mismo. Aunque mantuvo el toque de queda en la comunidad a las 23 horas, después de varios días estudiando si atrasarlo o directamente suspenderlo, Madrid alivió las medias de movilidad en tres zonas básicas de salud y una localidad y no metió a ninguna nueva área en la lista roja por primera vez desde hace semanas.

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Choque con el Gobierno

Pero más allá del fondo, la polémica por la perimetración autonómica en Semana Santa ha abierto otro foco de enfrentamiento por las formas entre Madrid y otras comunidades populares y el Gobierno. La propia Ayuso este viernes dijo no entender cómo Sanidad busca la unanimidad para aprobar el cierre de todas las comunidades en el próximo Consejo Interterritorial del miércoles de la semana que viene cuando en realidad está tratando de forzar a Madrid a aceptarlo. «Consenso no es imponer», denuncio.

En línea parecida se manifestaron los ejecutivos andaluz y gallego, que acusaron a Sanidad de haber vendido a la opinión pública el acuerdo de todas las autonomías con su plan para Semana Santa para tratar de presionar a Madrid cuando en realidad en la comisión de Salud Pública solo se dio el visto bueno a que este texto se debatiera en el Interterritorial. Tanto la Junta como la Xunta han mandado al departamento que dirige Darias sendas quejas oficiales lamentando la «deslealtad institucional» por filtrar ese documento como un acuerdo cerrado.

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