R.C.
Lunes, 22 de mayo 2017, 13:26
El ictus cerebral puede producirse por la interrupción del flujo sanguíneo en una parte del cerebro (isquemia) o por la rotura de una vena (hemorragia). En ambos casos, la detección precoz es fundamental para evitar las secuelas y para reducir la mortandad, por lo que es importante conocer los síntomas para detectarlo cuanto antes.
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Para empezar, es esencial conocer los hábitos y los factores que pueden provocar un ictus cerebral. La mala alimentación, la hipertensión arterial, el tabaquismo, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el colesterol, el consumo de alcohol y drogas, el sedentarismo y la obesidad son los principales aspectos a tener en cuenta. A tenor de estos datos, algunos síntomas de alerta son:
1. Pérdida brusca de fuerza en la cara y/o en las extremidades de un lado del cuerpo.
2. Sensación de hormigueo repentina en cara o extremidades.
3. Pérdida de la visión.
4. Dificultades para hablar, articular palabras y ser entendidos por otras personas.
5. Dolor repentino de cabeza, muy intenso y sin causa aparente.
6. Vértigo, desequilibrio, desvanecimientos o sensación de inestabilidad, acompañados de alguno de los síntomas anteriores.
En el caso de padecer uno o más síntomas, la Sociedad Española de Neurología (SEN) recomienda acudir a un médico de forma inmediata, aunque estas señales desaparezcan. Y es que puede tratarse de un ataque isquémico transitorio, cuyo tratamiento puede evitar un mal mayor, como es un infarto cerebral.
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