El Norte
Martes, 29 de junio 2021, 13:39
La Universidad de Oxford ha anunciado que suministrar una tercera dosis de la vacuna de AstraZeneca unos seis meses después de la segunda aumenta considerablemente los anticuerpos y la capacidad del organismo para luchar contra la infección del coronavirus, incluidas las variantes. En concreto, multiplicó por seis los niveles de anticuerpos y mantuvo la respuesta de las células T. Un tercer pinchazo de esta vacuna también dio lugar a una mayor actividad neutralizadora contra las variantes Alfa (B.1.1.7, «Kent»), Beta (B.1.351, «Sudáfrica») y Delta (B.1.617.2, «India»). Tanto la segunda como la tercera dosis produjeron menos reacciones adversas que la primera.
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Andrew J. Pollard, investigador principal y director del Grupo de Vacunas de la Universidad de Oxford, admitió a los medios que aún no se sabe si la población necesitará un refuerzo el próximo otoño. Los datos de las autoridades sanitarias ya indican que las dos dosis de AstraZeneca aportan una buena protección para evitar las hospitalizaciones por covid o la muerte, tanto de la variante alfa (antes británica) o delta (detectada en la India). «No hay indicaciones actualmente sobre si necesitamos refuerzos, y necesitamos seguir observando los datos y tomar decisiones a medida que pasen los meses», añadió el experto.
Por otra parte, la Universidad de Oxford también ha descubierto en sus análisis que la vacuna contra la covid-19 de AstraZeneca induce mejores respuestas inmunitarias tras un intervalo con la segunda dosis de hasta 45 semanas. Al parecer, los niveles de anticuerpos se mantienen elevados con respecto al nivel inicial durante al menos un año después de una única dosis.
Un intervalo ampliado entre la primera y la segunda dosis de hasta 45 semanas, dio lugar a un aumento de hasta 18 veces en la respuesta de anticuerpos, medida 28 días después de la segunda dosis. Con un intervalo de dosificación de 45 semanas entre la primera y la segunda dosis, los títulos de anticuerpos fueron cuatro veces mayores que con un intervalo de 12 semanas, lo que demuestra que un intervalo de dosificación más largo «no es perjudicial, sino que puede derivar en una inmunidad más fuerte».
«Esto debería ser una noticia tranquilizadora para los países con menos suministros de la vacuna, que pueden estar preocupados por los retrasos en el suministro de segundas dosis a sus poblaciones. Hay una excelente respuesta a la segunda dosis, incluso después de un retraso de 10 meses desde la primera», señaló el profesor Andrew J. Pollard.
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