Alertan del riesgo de comer nabo del diablo tras provocar la muerte de un hombre
La planta suele encontrarse en lugares como Galicia y Asturias y es altamente tóxica
La muerte de un hombre de 37 años en Galicia tras la ingesta del tubérculo 'oenanthe crocata' ha hecho saltar todas las alarmas. El juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Betanzos ha enviado al Ayuntamiento de Bergondo un escrito para alertar a la población del consumo venenoso de un tubérculo conocido como nabo del diablo, que se parece al apio, pero que contiene enantotoxina, una neurotoxina extremadamente tóxica.
El pasado mes de diciembre falleció un vecino de la parroquia de Guísamo, lugar de Sampaio, como consecuencia del consumo de esta planta. El hombre, C. D. L. A., de nacionalidad colombiana, tenía 37 años. Fue una vecina la que dio la voz de alarma al llevar tiempo sin ver al hombre, incluso después de haberlo llamado varias veces a la puerta sin obtener respuesta.
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El tubérculo tiene compuestos similares a los de la cicuta y, de hecho, es una planta de aspecto muy similar. Todo indica que el hombre comió la raíz de la 'oenanthe crocata', una especie muy común y abundante en zonas húmedas de Galicia.
Sus hojas son parecidas al perejil y la flor, blanca, en forma de paraguas. Su peligro se encuentra en el interior, debido a que toda la planta contiene una neurotoxina extremadamente venenosa y potencialmente mortal. Al ser de Colombia, la víctima pudo confundirlo con la yuca, ya que la raíz del tubérculo es similar a la de esta especie popular en Sudamérica, aunque con un intenso color amarillo.
Una muerte rápida
Es familia de las apiáceas y suele encontrarse en toda la cuenca mediterránea, aunque también crece de forma silvestre con asiduidad en lugares como Galicia y Asturias. Suele aparecer en los márgenes de cursos de agua como los ríos.
El parecido de dicha raíz con verduras como el rábano puede llevar a su ingesta accidental. Y es que una pequeña dosis de este tubérculo puede causar la muerte de una persona adulta. La enantotoxina ataca al sistema nervioso central.
Los síntomas, tras resultar intoxicado, son convulsiones, dilatación de pupilas y una muerte rápida. Esta, a pesar de no causar un fallo hepático, afecta rápidamente al cerebro. Suele comenzar dando síntomas digestivos, pero la muerte se produce por ahogamiento al causar una parálisis de los músculos.
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