Mariano Rajoy llega a su puesto de trabajo en Santa Pola. / Juan J. Monzó

Registradores de la propiedad, en el punto de mira

De la profesión del expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se sabe que está muy remunerada por un trabajo supuestamente sencillo

el norte

Viernes, 22 de junio 2018, 20:07

La renuncia de Mariano Rajoy a sus privilegios como expresidente del Gobierno y su retorno a su antiguo puesto de registrador de la propiedad en Santa Pola ha despertado grandes dosis de curiosidad sobre una profesión a la que se dedican unos 1.100 personas en toda España.

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El Colegio de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España, como recoge la web de Las Provincias, ha dado la voz de alarma: «Estamos desbordados», advierten desde que Rajoy decidiese retornar a su viejo oficio. Las llamadas se multiplican para saber en qué consiste, exactamente, la profesión. Antaño, los registradores reclamaban atención, ahora piden anonimato.

Este año, unos licenciados o graduados en Derecho se presentaron a las oposiciones para ocupar cincuenta plazas del Cuerpo de Aspirantes a Registrador de la Propiedad Mercantil y de Bienes Muebles. Supuestamente, comenzaron a sufrir con los exámenes desde marzo y culminarán todo en diciembre. «La verdad es que vienen bastante desmejorados», afirman fuentes del Colegio de Registradores. Realmente, las oposiciones son muy duras y exigen un esfuerzo constante durante seis o siete años, que es el tiempo medio que suelen dedicar los aspirantes antes de enfrentarse a las pruebas con cierta garantía de éxito. «Son ocho horas de estudio al día y se hace duro; es un trabajo tedioso y solitario», afirma Carlos Alonso Olarra, registrador mercantil de Bizkaia y preparador de opositores. «Tuve uno que estuvo diez años formándose y al final aprobó», recuerda. «Los que se presentan acaban agotados y para los que aprueban es una liberación, se quitan de encima una mochila que han llevado permanentemente durante mucho tiempo», señala Olarra, que tampoco le da demasiada importancia a la dificultad de las oposiciones. «Es duro, pero la vida también lo es. Estudiar calentito ocho horas en una habitación me parece burgués si lo comparamos con otros trabajos», admite.

¿Para qué estos estudios tan complejos? La finalidad es que los registradores controlen la legalidad de los documentos que lleguen a sus manos. En el caso de los de la propiedad, deben dar fe de las escrituras que preparan los notarios para garantizar que las transacciones inmobiliarias son legales y facilitar información fiable a los ciudadanos sobre las propiedades. Son ellos quienes avalan en última instancia la legalidad de un escrito, y si se equivocan la responsabilidad recaerá sobre ellos.

Leyendas

Existe la idea de que tanto esfuerzo merece la pena porque aquellos que aprueben las oposiciones tendrán un gran salario y poco trabajo que realizar. Pero según Carlos Alonso Olarra, «eso de que no trabajamos es una leyenda. Para estampar una firma hay que tener muchos conocimientos y conocer las leyes, sobre todo las legislaciones más específicas en tu campo».

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Un problema con el que va a encontrarse Rajoy es su capacidad para ejercer una profesión que exige una preparación continúa debido al cambio continuo de los textos legales. El registrador vizcaíno no cree que tenga demasiados problemas para reciclarse. «Es como en todos los trabajos. Si yo soy abogado o arquitecto y me he dedicado durante años a una cosa puedo cambiar con el tiempo; uno se puede reciclar en todas las profesiones».

Lo que parece cierto es que esta profesión cuenta con una envidiable remuneración. Carecen de sueldo fijo puesto que cobran directamente de los clientes, pero por lo general sus ingresos se acercan a los 15.000 euros mensuales, aunque con ellos deben pagar a sus empleados. Una vez descontados los gastos, su salario está muy por encima del medio de la población española.

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