Juan Quintana | Doctor ingeniero agrónomo. Máster en Política Europea. Analista agrario de El Norte de Castilla

«Cada reforma de la PAC es una tortura para el columnista agrario»

Es la voz experta para analizar la información agraria en el El Norte de Castilla, el periódico que se caracteriza por mantener desde su fundación hace 169 años una ligazón estrechísima con el mundo rural, en general, y el agrícola y ganadero en particular. Sus análisis son tenidos en cuenta en el sector y seguidos con la misma intensidad que él los redacta en SomosCampo.

-¿Qué hace un urbanita analizando la actualidad del campo?

-Puede parecer llamativo... En mi caso, además, no vengo de familia de ganaderos ni de agricultores, pero tengo un histórico muy intenso porque mis abuelos, mis padres, mis hermanos, mis tíos han sido todos ingenieros agrónomos, como yo, y llevo más de cuarenta años abordando temas vinculados al campo desde esta perspectiva.

-¿Cuánto ha de tener de agrario el columnista de campo?

-No lo veo estrictamente necesario. Si bien el agricultor y el ganadero son los que más saben de su explotación, para opinar yo creo que es interesante también, y aporta valor a ambos, salirse un poco de su espacio concreto y tener una visión global y una perspectiva más amplia.

-¿Y cuánto ha de tener el columnista agrario de especialista en ordenamiento jurídico?

-Al final no es necesario: tienes que entender un poco los procedimientos jurídicos y legislativos, como evolucionan los tiempos y las herramientas para poder interpretar y, sobre todo, para entender cómo se trasponen esas normas al campo.

-«Rara vez es mal año en campo bien sembrado». ¿Vale este refrán para la columna de opinión?

-Vale par la columna de opinión y para cualquier actividad. Si uno trabaja bien desde la base, en este caso, el conocimiento o cualquier actividad profesional o personal que uno desarrolle, al final la cosecha, los resultados siempre van a ser mejores.

-El Norte es de centenaria tradición en información agraria. ¿Impone más a la hora de opinar.

-¡Por supuesto que impone, evidentemente! Por la repercusión y la influencia que puede tener lo que uno diga. Pero al final, tu trabajo, tu deontología profesional la tienes que aplicar igual estés en un gran medio como El Norte de Castilla como si tienes que escribir en un pequeño medio digital. Al final, el oyente y el lector es una persona a la que tienes que tratar igual.

-¿Le ha planteado algún agricultor un intercambio de papeles profesionales?

-Pues no me lo han planteado, afortunamanete, porque les tendría que decir inmediatamente que no. Porque yo no sé si ellos harían bien mi trabajo, posiblemente sí, pero lo que sí es seguro es que yo no haría bien el suyo.

-Cada reforma de la PAC, ¿un máster para el columnista agrario?

-Más que un máster, yo diría que una tortura. Llevamos años diciendo que la política agraria hay que simplificarla y la realidad es que cada vez es más compleja. También es cierto que no queda otra: es una política común y, por tanto, muy compleja.

-Si el campo da de comer a la ciudad, ¿por qué esta le da la espalda?

-Hay todavía, a pesar del tiempo y el esfuerzo que se ha hecho por transmitir, un profundo desconocimiento en algunos momentos.

-«Abril llovedero llena el granero». ¿Se cumplirá este 2023?

-Si hablamos en sentido literal, este año ha llovido, esperemos que el campo responda bien a estas lluvias. Ahora bien, también están lloviendo otras muchas cosas: los costes se están disparando y esa lluvia no es buena para el campo.

-Ya puestos a vaticinar, ¿cómo se ve de mayor como columnista?

-Es una función que me parece apasionante y si la cabeza me lo permite y si los lectores siguen poniendo en valor lo que escribo, yo me siento superagusto en esta actividad.

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