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Es un fenómeno al que la Tierra está expuesta y este domingo se ha confirmado que una tormenta geomagnética está impactando sobre el planeta. Ayer lo hizo con gran virulencia, llegando al nivel G4, lo que puede provocar graves daños en las infraestructuras y redes ... eléctricas de todo el mundo además de afectar al uso de tecnologías como los móviles o las radios de comunicación.
Según el Space Weather Prediction Center de Estados Unidos (el Centro para la predicción del clima espacial), durante la jornada de este lunes la tormenta ha pasado a nivel G2.
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El Instituto Geográfico Nacional ha elaborado un informe en el que explica detalladamente qué son las tormentas geomagnéticas y cómo pueden afectarnos. Este fenómeno «provoca perturbaciones del campo magnético de la Tierra, que pueden durar desde varias horas hasta incluso algunos días, de origen externo y que se produce por un aumento brusco de las partículas emitidas en las erupciones solares».
Esta circunstancia no es un evento inusual. Aproximadamente cada 11 años el Sol «varía desde un mínimo de actividad en el que desaparecen las manchas solares, hasta un máximo en el que estas manchas aumentan de forma contundente, en donde se originan las fulguraciones solares y las eyecciones de masa coronal, que se corresponden con violentas erupciones que afectan al planeta».
En consecuencia, dicha tormenta provoca una serie de fenómenos, como el de las atractivas auroras boreales y australes, las manifestaciones más agradables de dicha tormenta que se producen al interactuar las partículas solares cargadas eléctricamente con la atmósfera terrestre.
Sin embargo, que este fenómeno resulte un regalo para la vista es el único aspecto positivo que genera la tormenta geomagnética, pues «pueden aparecer daños sobre las infraestructuras y las personas». Por un lado, los satélites corren el riesgo de verse afectados por la acción de las partículas cargadas de energía, que pueden causar daños en su estructura y afectar a su funcionamiento. En consecuencia, los sistemas de navegación y satélites de comunicaciones se ven afectados, lo que supone pérdidas económicas en todas las infraestructuras que dependen del funcionamiento de estos sistemas.
Las redes de distribución de energía eléctrica también se ven perjudicadas, pues este fenómeno «provoca el recalentamiento de los transformadores de alta» llegando incluso a quemarlos. Esto ocurrió en la tormenta geomagnética de 1989, donde tuvo lugar el famoso apagón de Quebec, en Canadá.
Y en cuanto a las personas, los sistemas de comunicaciones también puede verse dañados, lo que significa que dispositivos como los teléfonos móviles, ordenadores, internet y comunicaciones de radio podrían dejar de funcionar. Para el transporte también habrá que estar atentos, sobre todo a la hora de viajar en avión. De hecho, «los aviones en trayectos suelen ser desviados durante estas fuertes tormentas» y en el caso de los astronautas, «estos deben permanecer en el interior de las naves hasta que pasa el efecto de las mismas».
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