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Félix Yáñez ha construido con sus propias manos y materiales reciclados de casas viejas un pueblo típicamente castellano en Quintanilla del Agua, muy cerca de Lerma, a 50 kilómetros de Burgos. A él, un artesano ceramista que dejó de vender sus figuritas por la crisis y la competencia china, le gusta decir que es una aldea medieval. Sea como sea, perderse entre sus callejuelas es una experiencia que atrae a miles de visitantes; 20.000 el año pasado. A esta réplica a escala real la ha llamado Artlanza (de arte y del río Arlanza, que pasa al lado) y cuenta con botica, escuela, taberna, horno de pan, oficina de correos, dos corrales de comedias en los que montan festivales de teatro y hasta una iglesia en la que ya se ha casado una pareja. Con permiso del Guinness, Félix sostiene que su pueblo es la mayor escultura del mundo.
–¿Cómo un ceramista llega a construir su propio pueblo?
–He estado 35 años haciendo figuras de cerámica que vendía en ferias de artesanía, pero llegó un momento en que ya no se vendía nada. Tenía mi taller en un terreno rústico, y para dejar el entorno más bonito, en 2008 empecé a construir una típica plaza castellana de doscientos metros cuadrados. Aquello era un brindis al sol, pero la gente venía a verla y me dije: 'Voy a hacer un poquito más a ver qué pasa'. Así que me fui liando un poco más, un poco más y, bueno, ya llevo quince mil metros. Ahora quiero complementarlo con un parque para que cuando la gente acabe de ver el pueblo medieval se dé un paseo entre árboles, flores y plantas.
–Creo que no se gana mal la vida...
–Aquí estoy invirtiendo lo que tengo y lo que no tengo. Aposté por esto porque tenía que sacar a la familia adelante. La travesía ha sido más que dura. Ahora ya empiezo a sacar más de lo que gasto. Cobro cuatro euros a los adultos y uno a los niños. En verano vienen chavales que se pasan el día haciendo talleres de barro, de juegos populares, del mundo rural... Los imparten mi mujer y mi hijo. Mi mujer hizo Magisterio y nunca ejerció, y ahora se está sacando la espinita. Yo sigo en lo mío, justo me pillas poniendo adobes en un muro.
Hijo de albañil. Félix Yáñez nació en Quintanilla del Agua hace 58 años. Su padre, albañil, le enseñó los rudimentos del oficio, aunque él se inclinó por la cerámica, a lo que se ha dedicado 35 años. Está casado y es padre de tres hijos.
Artlanza. En 2008 empezó a construir un pueblo medieval que ya tiene terminado: lo ha llamado Artlanza, un juego de palabras entre Arte y el río Arlanza, que discurre muy cerca y donde suele ir a pescar.
15.000 metros cuadrados. Artlanza tiene quince mil metros cuadrados de construcciones típicamente castellanas. La entrada cuesta 4 euros para adultos y 1 para niños.
–Un pueblo fantasma que recibió 20.000 visitantes el año pasado...
–En estos últimos tres años esto se ha desbordado: cinco mil, diez mil, el año pasado veinte mil y este año hemos tenido días de Semana Santa con mil personas. Esta zona está llena de casas rurales y, después de ver Covarrubias, la gente pregunta qué más hay que ver… 'Pues hay uno que está haciendo un pueblo', y aquí que vienen. Hoy me ha pasado algo curioso. Estoy asustado. He visto a dos coreanos con cámaras de foto.
–Igual les sorprende que esté construyendo un pueblo en un país con tantos pueblos...
–Sí, la gente se marcha sorprendida. Burgos tiene más de 1.200 pueblos, muchos abandonados. Pero se mezcla lo antiguo con una oficina de banco o un chalé. Aquí no, aquí todo es antiguo; las casas son de adobe, de palo de enebro, de piedra, los niños dicen que es como meterse en un cuento.
–Y de paso aprenden lo que es un celemín, una fanega...
–Sí, porque esos nombres se están perdiendo. Tenemos un museo etnográfico y les enseñamos la memoria viva de los pueblos.
–Usted me recuerda a Justo Gallego, que construye una catedral en Mejorada del Campo.
–Jejejeje. Justo tiene ya 93 años. Lo estuve viendo el año pasado. Se estaba construyendo la tumba. Normales no somos. Lo suyo sí que es increíble. Yo lo que hago tiene la altura de dos andamios; me subo, me bajo, muevo el andamio… Pero su catedral..., ¿cómo es posible? ¡A treinta metros de altura!
–¿Están condenados los pueblos a desaparecer?
–Ya hemos desaparecido. No hay futuro y los políticos no hacen nada. La media de edad en muchos pueblos es de 70 años. De aquí a unos años no queda nadie; empezamos a contar perros y gatos en vez de vecinos… ¡Qué triste son los pueblos solitarios!
–¿Cómo se puede revertir la despoblación de la España rural?
–Soy pesimista. No nacen niños. Si a un pueblo le das niños, vendrá todo lo demás, incluido el trabajo. ¿Por qué no subvencionar durante cinco años con mil euros al mes a las familias que tengan niños? Verás cómo vienen los niños y habrá guarderías y tiendas. Mejor eso que un polígono industrial, que vienen a trabajar, pero después todos se marchan a vivir a Burgos.
–Pueblo es sinónimo de tranquilidad, naturaleza… ¿Y la soledad?
–Es lo peor. Si tienes tu trabajo y tu ilusión, vivir en un pueblo es un privilegio, una gozada. Pero tienes que tener ocupadas las 24 horas...
–¿A qué huele su pueblo?
–A adobe, a tierra. Y si llueve, a tierra mojada… La escuela, a polvo.
–¿A qué famoso pondría de alcalde en Artlanza?
–A Antonio Jiménez Rico, que es de Burgos y escribió 'Crónicas de un pueblo'.
–Y usted, ¿qué promesa electoral hace a sus vecinos?
–Que no les abandonaré nunca.
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