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J. M. L.
Cuenca
Viernes, 7 de febrero 2025, 00:03
Olmeda de la Cuesta es un pequeño pueblo de la comarca de La Alcarria conquense que hace años fue noticia por ser el pueblo más envejecido de España. Hoy ya no ostenta ese triste récord pero sigue siendo una localidad más de la España vaciada ... o deshabitada, con 20 vecinos censados. Su exalcalde, José Luis Regacho, decidió poner en marcha un proyecto novedoso en la anterior legislatura «con el fin de que este pueblo no muera y haya vida», según recuerda hoy: ubicar en sus calles un Museo de la Publicidad al aire libre.
La idea era mostrar carteles de anuncios que forman parte de la memoria histórica de varias generaciones. Carteles elaborados con azulejos que se colocarían en las fachadas de las casas. Actualmente sus calles exhiben 85 anuncios «aunque podríamos llegar a unos 150 pero no tenemos tanto presupuesto», explica Regacho.
El primer anuncio que llegó a este particular museo al aire libre fue el de Nitrato de Chile, «que estaba a la entrada de casi todos los pueblos», recuerda la actual alcaldesa de Olmeda de la Cuesta, Sara Simal, que ha decidido continuar con el proyecto «porque cada fin de semana viene mucha gente al pueblo a ver los anuncios». A Nitrato de Chile se han sumado otras marcas con anuncios muy conocidos y que retrotraen al visitante a la infancia como Schweppes -se ilumina por las noches como el de la madrileña plaza de Callao-, Harley Davidson, Turrones El Almendro, Cola-Cao, Conservas Miau, Bicicletas BH, Freixenet... También destacan otro de Iberia de 1955 con el que se buscaba atraer a turistas extranjeros y el que se considera el más antiguo de España: Chocolate Matías López, del año 1870.
A estos hay que añadir otros míticos como el del toro de Osborne o el muñeco de Michelin antes de que diseñadores contemporáneos lo adelgazaran, ambos situados a las afueras del pueblo. El que aún no está y, de momento, no se le espera es el de Coca-Cola «porque aún no nos han contestado a nuestra petición», reconoce José Luis Regacho.
Y es que la colocación de estos anuncios en las fachadas de Olmeda de la Cuesta necesita un doble permiso: el de los propietarios de las casas y el de las propias marcas. «Los directores de marketing de estas empresas suelen ver bien el tema y dan su autorización y con los vecinos no ha habido problema», cuenta Regacho, que también recuerda que buena parte de estos reclamos publicitarios cuenta con un código QR que enlaza con vídeos e imágenes de los originales.
Otra iniciativa puesta en marcha para atraer visitantes es plantar árboles singulares del mundo en el pueblo. De momento, ya cuenta con ejemplares como un olivo de Getsemaní o un roble de Guernica (Vizcaya), y el fin es crear una senda con árboles representativos de cada comunidad autónoma. El objetivo de estos dos proyectos es que Olmeda de la Cuesta no caiga en el olvido a pesar de que su población sigue cayendo y el municipio sólo gana cierta vida los fines de semana con la llegada de grupos de turistas. Actualmente su densidad de población es de 1,25 habitantes por kilómetro cuadrado, situación bien diferente a la que presentaba a mediados del siglo XIX, cuando llegó a tener 477 vecinos. En 1940 contaba con 458, cifra que cayó en picado a lo largo de las siguientes décadas.
Para cambiar esta tendencia el ayuntamiento también realiza periódicamente subastas de solares a bajo precio para atraer nuevos residentes y fomentar la construcción de viviendas en Olmeda de la Cuesta, localidad situada a 115 kilómetros de la ciudad de Cuenca y a 160 de Madrid.
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