![La prueba del mosquito](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201908/20/media/cortadas/malaria-uno-kZsG-U801018478864lPF-984x608@El%20Norte.jpg)
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INÉS GALLASTEGUI
Martes, 20 de agosto 2019, 08:24
Como todo el mundo a finales del siglo XIX, Ronald Ross creía que la malaria era una infección intestinal causada por beber agua contaminada. Hijo de un general inglés destinado en India, Ross se formó en Gran Bretaña, regresó a su país natal como médico militar y comenzó a estudiar esa terrible enfermedad, una de las más antiguas y letales y, sin embargo, bastante misteriosa: algún científico la ha calificado de infección 'cerrada', porque una vez dentro de un enfermo no sale de él, no se contagia por contacto con sus fluidos corporales, salvo de la madre al feto o a través de transfusiones sanguíneas.
En 1894, Ross se propuso analizar las hipótesis de dos colegas, el francés Alphonse Laveran, quien afirmaba que el paludismo estaba causado por un protozoo, y el escocés Patrick Manson, que había descubierto en sus experimentos en China que la picadura de los mosquitos podía transmitir algunas enfermedades infecciosas. Su escepticismo inicial ante esas ideas que entonces parecían peregrinas no le impidió perseverar en sus experimentos durante años. Por fin, el 20 de agosto de 1897 encontró el parásito 'Plasmodium' en el estómago de una hembra de 'Anopheles' y confirmó sus sospechas. Aún tardó unos meses más en descubrir todo el proceso por el que el agente patógeno usa a estos insectos, que necesitan la sangre humana para criar sus huevos, para propagarse de una persona a otra.
La prueba definitiva, en 1900, no estuvo exenta de riesgos: Ross cogió unos dípteros criados en laboratorio –así pues, 'limpios'– y los dejó que picaran a un enfermo de malaria en Italia. Después se los envió vivos a Londres a Manson, que propició que picaran a su propio hijo, Thurburn, quien se contagió, fue tratado con quinina y se recuperó a tiempo para aprobar sus exámenes finales de Medicina.
Hallazgo. El médico británico Ronald Ross descubrió que las hembras de mosquito 'Anopheles' transmitían el parásito que causa la malaria.
Celebración. Celebración. La Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres es la principal impulsora de la conmemoración anual, con exposiciones, conferencias y campañas de difusión sobre la lucha contra las enfermedades propagadas por estos insectos.
Ross, que ganó el Nobel en 1902, continuó con sus investigaciones y desarrolló planes de prevención de la malaria en África occidental, el Canal de Suez, Grecia, Chipre e Islas Mauricio. El médico, que además era pintor y poeta, hizo importantes aportaciones a la epidemiología con sus modelos matemáticos sobre la propagación de las enfermedades.
De modo que, gracias a sir Ronald, hoy se celebra el Día Mundial del Mosquito, pero la malaria está muy lejos de ser un problema resuelto y los mosquitos son considerados por la Organización Mundial de la Salud los animales más peligrosos del planeta: el paludismo aún afecta anualmente a 200 millones de personas y mata a 400.000, en su mayoría niños africanos menores de 5 años debilitados por la malnutrición o por otras dolencias.
La efeméride es aprovechada por las instituciones de salud pública para explicar las formas de protegerse a quienes viajan a las zonas donde la malaria es endémica –sobre todo África, pero también Asia y América– y para ayudar a las poblaciones de esos lugares a luchar contra la enfermedad. La fumigación con insecticidas, la eliminación de recipientes con agua estancada donde estos insectos ponen sus huevos, la instalación de trampas y barreras físicas (mosquiteras, ropa), el control biológico y el uso de repelentes son algunas de las medidas preventivas más eficaces, mientras se extienden los tratamientos paliativos y se investiga una vacuna eficaz.
Empujadas por la globalización y el cambio climático, infecciones que hasta hace pocos años estaban localizadas en las regiones tropicales ya provocan brotes epidémicos en cualquier lugar del planeta. Los zancudos las transportan –viajan en avión y por carretera– y las expanden con su picadura. El mosquito tigre asiático ('Aedes albopictus'), vector del dengue, la fiebre amarilla y el virus del Nilo occidental, está en España desde 2004. El 'Aedes aegypti' contagia, junto a las anteriores enfermedades, zika y chikunguña. Ambos pican de día.
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Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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