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Katie Hill, después de pronunciar su último discurso como congresista. AFP
La 'pornovenganza' no hace callar a Katie Hill

La 'pornovenganza' no hace callar a Katie Hill

La congresista que dimitió tras publicarse que se había acostado con dos subordinados arremete contra los ataques misóginos. «Hay un doble rasero»

Sábado, 2 de noviembre 2019, 10:39

:: antonio paniagua

Katie Hill, la congresista demócrata estadounidense de 32 años que ha dimitido a causa de una 'pornovenganza', se siente víctima de una cultura misógina. Hill ha abandonado su escaño tras darse a conocer que mantenía relaciones sexuales con una ayudante de su campaña y un miembro de su equipo en el Capitolio. Hill sospecha que la divulgación de sus fotos y mensajes íntimos ha sido obra de su marido, del que se está separando. La joven promesa dijo adiós atacando. En su última votación, aparte de arremeter contra el presidente Donald Trump, todo un «depredador sexual» a juicio de la demácrata, denunció la existencia de dos varas de medir distintas para evaluar las conductas sexuales según se trate de hombres o mujeres: «Me voy porque hay un doble rasero, me voy porque no quiero que se me utilice como moneda de cambio. Me voy por una cultura misógina que consumió alegremente mis fotografías desnuda».

Hill es la primera pieza que se ha cobrado la norma aprobada por la Cámara de Representantes que prohíbe las relaciones sexuales entre los legisladores y sus subordinados. No ha caído un viejo rijoso de doble moral, sino una joven de 32 años que se declara abiertamente bisexual. La disposición, sancionada al calor de la campaña del #MeeToo contra los abusos sexuales, supone la defenestración de una política muy bien valorada por el electorado progresista.

Escarnio público

Las fotos de la discordia fueron publicadas por la web conservadora RedState y el tabloide británico 'The Daily Mail'. En las instantáneas, Hill aparece desnuda cepillando el pelo a Morgan Desjardins, una asesora de campaña, y fumando marihuana.

Su caso es injusto, argumentó la damnificada por la filtración. En primer lugar, las imágenes han sido publicadas sin su consentimiento y con el único fin de destruirla. Pero además siente que ha sido juzgada con parámetros más severos que los empleados con colegas de sexo masculino. «Me voy, pero los hombres acusados de cargos creíbles de violencia sexual intencionada permanecen en las juntas, en la Corte Suprema, en esta Cámara y, lo peor de todo, en el Despacho Oval», alegó.

«Los hombres acusados de violencia sexual permanecen en sus cargos»

katie hill

La congresista de California ha reconocido haberse acostado con su asistente de campaña, pero niega haberlo hecho con su director legislativo, Graham Kelly. La parlamentaria no ha esperado a las conclusiones del Comité de Ética de la Cámara de Representantes, que iba a investigar si había mantenido relaciones sexuales con su asesor. Está harta del escarnio público. Pero antes de dar el portazo lanzó ayer una dura invectiva contra Trump, quien encadena escándalos sexuales. El presidente, argumentó, «se ha jactado de ser un depredador sexual, ha sido acusado por docenas de mujeres de agresión sexual, ha impulsado políticas desfavorables contra las mujeres y ha llenado tribunales con jueces» contrarios al aborto, sentenció.

Hill no ha apuntado con el dedo a nadie más, pero en la mente de los estadounidenses está el caso del senador republicano David Vitter, quien admitió en 2007 estar implicado en una trama de prostitución, lo que no obstó para que en 2010 fuera reelegido para el Senado. El también republicano Scott DesJarlais no abandonó su escaño en el Congreso pese a que salía malparado cuando salieron a la luz los papeles de su divorcio. En ellos confesaba haber tenido aventuras fuera del matrimonio y que presionó a una de sus amantes para que abortara. Los demócratas no pueden tampoco tirar la primera piedra. Ahí está Mónica Lewinsky para corroborarlo.

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