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La época estival es la reina para las vacaciones. Viajes largos en coche, pequeñas escapadas de fin de semana para aprovechar el buen tiempo o trayectos más cortos pero que nos exigen movernos con el coche. Pero en verano, muchas veces ese buen tiempo se tuerce y se convierte en las típicas tormentas que, aunque cortas, pueden ser muy intensas. En muchas ocasiones nos pilla ya con la maleta en el coche o en mitad de un trayecto, y esas fuertes tormentas pueden comprometer seriamente la seguridad al volante.
1.
A veces, la cortina de agua que deja la lluvia es tan densa que los limpiaparabrisas no pueden despejar el cristal, por lo que se reduce de forma peligrosa la visibilidad. Para intentar ser visto por los demás conductores, es recomendable encender los faros y las luces de emergencia. Además, puede que las lunas de coche tiendan a empañarse por eso lo más adecuado es mezclar el aire acondicionado con el calor de la calefacción y dirigir esa mezcla hacia la luna delantera.
2.
Con lluvia, lo más recomendable y sensato es conducir más despacio. Reducir la velocidad de forma suave y no usar el freno con brusquedad es una de las indicaciones más importantes. En definitiva, velocidad que permita detener el coche con seguridad ante una situación inesperada. Es esencial evitar el 'aguaplanin', es decir, que los neumáticos resbalen sobre las balsas de agua.
3.
Aumenta la distancia de seguridad para reducir el riesgo de sufrir un accidente por alcance o en cadena. Con el suelo deslizante por la lluvia es muy recomendable aumentar considerablemente la distancia de seguridad respecto al coche que nos precede, sobre todo de cara a evitar que, en una frenada imprevista, impactemos contra el coche de delante al alargarse la frenada por el estado del piso.
4.
El viento puede ser un gran enemigo de la conducción, por eso es importante sujetar el volante con firmeza en caso de fuertes rachas de viento.
5.
Otra medida preventiva es evitar circular por carreteras cercanas a cursos de agua (arroyos, ríos, etc.). El nivel del agua puede subir de forma súbita y provocar así una riada.
Las tormentas de verano suelen venir acompañadas de muchos ratos. De hecho, en España, cada año se producen más de 1,3 millones de rayos, la mayor parte entre junio y septiembre. Ante todo, debemos saber que conducir durante una tormenta eléctrica no es peligroso porque la carrocería metálica del vehículo evita que la electricidad entre en el habitáculo, pero es recomendable seguir algunas indicaciones.
Cerrar las ventanillas para proteger el habitáculo y evitar que pase la electricidad es una de los consejos más básicos. Si la tormenta continúa o es muy intensa, es recomendable reducir la marcha y buscar un lugar seguro para aparcar y apagar el vehículo. Antes de realizar la parada, tenemos que tener en cuenta que es preferible no parar en zonas en las que el vehículo se convierta en el punto más elevado.
Por último, no debemos abandonar el vehículo y tenemos que permanecer en su interior. Nos hallamos en un lugar seguro siempre que no toquemos las partes metálicas del mismo ni tengamos encendida la radio. Solo hace falta esperar unos minutos a que la tormenta amaine y continuar con nuestro trayecto.
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