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Fotograma de parásitos. La lata de patatas aparece en la parte inferior izquierda de la mesa. El Norte
Patatas con sabor a Oscar

Patatas con sabor a Oscar

La lata de la compañía gallega Bonilla a la vista, tras conquistar el mercado de Corea del Sur, aparece en varias escenas de 'Parásitos', nominada a mejor película

rafa torre poo

Miércoles, 29 de enero 2020, 09:22

Pedro Almodóvar, Antonio Banderas y toda la troupe de 'Dolor y Gloria' no serán los únicos españoles que acudirán a la gala de los Oscar. De rebote se ha colado una empresa gallega que se dedica a la venta de churros y patatas fritas. Y no estará en la zona del 'catering'. Bonilla a la vista, que es el nombre de la compañía, opta a seis estatuillas, entre ellas a la mejor dirección y mejor película.

Esta firma coruñesa, instalada en un polígono de Arteixo, a escasos metros de Inditex, aparece con sus famosas latas cilíndricas en varios fotogramas del largometraje 'Parásitos', una cinta surcoreana que está causando furor: ha ganado la Palma de Oro en el Festival de Cannes y es el primer filme en lengua extranjera en llevarse el máximo galardón en los premios del sindicato de actores de Estados Unidos (SAG Awards).

El 'boom' coreano

La llegada a Seúl de las primeras 3.600 latas desató el furor.

En muchas tiendas colgaron el cartel de agotadas. Algunos de los 'influencers' de Instagram más famosos, como @hayim_mon o @kwrhome, comenzaron a subir fotos con los cubos de 'snack' españoles.

Solo hay que echar un vistazo a la etiqueta #bonillaalavista para darse cuenta de la fama que han adquirido.

El camino hasta el Dolby Theatre de Los Ángeles comenzó hace 88 años en El Ferrol sin que lo supiera Salvador Bonilla, su fundador. Allí vendía churros. Su hijo César, que es el actual director general, fue el que impulsó la venta de patatas fritas. El envase fue su seña de distinción desde el primer momento. Se dieron cuenta de que donde mejor se conservaba este aperitivo era en cajas de latón. «Entonces vendíamos, principalmente, a la hostelería y nos resultaba muy cómodo. Cuando un local agotaba el producto, le cambiábamos la caja vacía por otra llena», explica Diego Armando García, responsable de marketing de Bonilla a la vista.

El envase de ahora, aunque sigue siendo de metal, es diferente. Ya no es tan artesanal, aunque el producto sigue siendo el mismo. «Nuestro secreto es que no hay secreto», admite García. «La receta es la misma que emplea cualquier persona en su casa: patatas, aceite de oliva y un poco de sal. Pero los tres productos tienen que ser de excelentísima calidad», recalca. Incluso desvela un detalle: «No usamos aceite virgen extra porque le da un toque demasiado amargo a la patata».

Lata de patatas fritas Bonilla a la vista, El Norte

Esta sencillez es la que les ha catapultado al éxito en Corea del Sur. La compañía, a la que no le iban nada mal los negocios en Galicia, decidió expandirse a finales de la primera década de este siglo. Comenzó por Cataluña, donde el aperitivo marca estrella de la casa no funcionó mal. Sus patatas fritas después cruzaron la frontera rumbo a Estados Unidos y el Reino Unido «con mucho éxito». «Pero esos mercados fuimos nosotros a buscarlos, la sorpresa llegó con Corea del Sur», cuentan desde el polígono de Arteixo.

El país asiático es uno de los mayores consumidores en el mundo de este aperitivo. Uno de sus distribuidores más importantes, Farm Factory, recaló en España en busca del mejor 'snack'. Así llegaron hasta Galicia. «Se enamoraron de nuestras patatas fritas tras tres visitas y comenzaron a venderlas allí», cuenta el jefe de marketing.

El dato

  • 40 Toneladas es la cantidad de patatas fritas que la compañía gallega exporta a Corea del Sur. Además, vende fuera de nuestras fronteras otras 20 toneladas de las 550 que produce. España y, sobre todo, Galicia son sus principales mercados. Quieren crecer pero «sin perder el norte». Seguirán fabricando lo mismo: churros y patatas. No piensan diversificar el negocio.

El desembarco de la lata cilíndrica gallega supuso un boom mediático. «La gente hacía cola como cuando sacan un nuevo iPhone», afirma. Farm Factory invirtió mucho dinero en la promoción. Incluso se retransmitió la llegada del primer barco a puerto con varios contenedores repletos de patatas. Conseguir uno de los grandes cubos –allí solo se vende el envase de medio kilo– comenzó a verse como un símbolo de distinción. Tanto que incluso tuvieron que racionarlos: cada comprador solo podía hacerse con dos. A los coreanos tampoco les importó rascarse el bolsillo. En España, el envase de 500 gramos cuesta 13 euros, mientras que en Corea, debido a la exportación, el precio se duplica.

Lo que desconocían en la fábrica coruñesa es la magnitud que había adquirido su producto estrella. Hasta que un día el teléfono móvil de los dueños comenzó a sonar y a llenarse de mensajes de amigos y clientes que salían del cine. Les contaron que el cubo azul y blanco aparecía en una de las escenas de 'Parásitos', una de las favoritas en la gala de los premios Oscar que se celebrará en la madrugada española del 10 de febrero. «Nos enteramos por casualidad», relata Diego Armando García.

Los más de cien empleados de la compañía gallega hacen ahora sus quinielas, aunque, como asegura su portavoz, «tenemos el corazón dividido». 'Parásitos' también compite con la española 'Dolor y Gloria' en la categoría de mejor filme internacional. «Nos gustaría que 'Parásitos' ganara el Oscar a la mejor película y 'Dolor y Gloria' a la de habla no inglesa. Eso nos dejaría muy contentos a todos», concluye el portavoz de la empresa.

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