José Cobo
José Cobo
José Cobo se ha tenido que acostumbrar en los últimos meses a las sorpresas que vienen de Roma. Este licenciado en Derecho de 58 años que llevaba desde 2018 como obispo auxiliar de Madrid, un tiempo en el que destacó por su vocación por la ... pastoral social, no estaba inicialmente en las quinielas para convertirse en arzobispo de Madrid, pero el Papa Francisco sorprendió al elegirle personalmente el pasado mes de junio, incluyendo luego su nombre en la lista de 21 cardenales, tres de ellos españoles, que creará en el consistorio que se celebra este sábado en el Vaticano. De trato cercano y con fama en la Iglesia madrileña de mentalidad abierta, Cobo reconoce su inquietud y la de Jorge Mario Bergoglio por la situación política que sufre España. «El Papa está informado y le preocupa, porque nos preocupa a los obispos y a los católicos», afirma el arzobispo de Madrid, instando a los políticos católicos a que «fomenten el diálogo y la ética, no el enfrentamiento».
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-¿Cómo vive la bronca política que se vive estos días en España?
-Dentro de la Iglesia se vive con preocupación, y yo mismo la vivo con preocupación. En la Iglesia hay votantes de todos los partidos y nuestra función es llamar al consenso y pedir que haya diálogo en nuestro país. Los cristianos que están en cada lugar de la política deben fomentar el diálogo, la ética y el «amor político», como dice el Papa, y no el enfrentamiento. Allí donde haya un cristiano yo animo a que aplique el amor político y haga llamadas al consenso y a la escucha, no al enfrentamiento ni a la polarización. Esa es la llamada que puede hacer la Iglesia. Estamos preocupados de que no se caiga en ideologías y bloqueos políticos.
-¿Y al Papa le preocupa la situación política de España?
-El Papa está informado y sí que le preocupa, porque nos preocupa a los obispos y a los católicos. Él recoge nuestra preocupación y pide siempre que no nos miremos sólo a nosotros, sino que vivamos políticamente mirando a Europa y a los desafíos comunes que tenemos, como la migración, la desigualdad, o la guerra. España no debe hacer una política que mire sólo a nuestros pequeños espacios, sino a todas las realidades que tenemos.
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-La secularización y el desinterés por lo cristiano resulta evidente en toda Europa y, por supuesto, en España. Pero en nuestro país tenemos aún una posibilidad y es el aspecto comunitario. Todavía nos importa mucho el vivir en comunidad, lo que supone una puerta abierta para la Iglesia y para el anuncio del Evangelio. La experiencia comunitaria que tenemos en las parroquias no trata de conseguir más bautizados o más comuniones, que se van perdiendo, sino que se trata de tener otra presencia más esperanzadora. La parroquia es un lugar que tienes disponible cuando necesitas que te escuchen o tienes un problema. Más allá de la cuestión sociológica, creo que está cambiando el lugar y el servicio que puede hacer la Iglesia, su presencia y el sentido que da a la gente. En España todavía hay sed de sentido y de comunidad, por lo que hay resortes para una nueva evangelización.
-¿Le preocupa que los católicos se conviertan en una minoría?
-No tengo ninguna preocupación porque se trate de una Iglesia minoritaria. La Iglesia empezó con unos pocos y se fue manteniendo durante mucho tiempo. El tema de los números no es un problema. Lo que importa es la significatividad. Es decir, donde hay una presencia de Iglesia ésta debe interpelar y hablar de Dios. Me he encontrado pueblos de Madrid donde en las parroquias hay sólo 6 personas, pero siempre hay alguien ahí para rezar. Son pocos, pero son una comunidad.
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-¿Cómo afronta su creación cardenalicia?
-Con mucha sorpresa. También porque estoy aprendiendo, apenas estoy entrando en la archidiócesis de Madrid. Supone elevar un poco más la mirada y no ver sólo Madrid, sino la Iglesia como pueblo de Dios con toda la grandeza que tiene, además de ayudar al Papa en todo lo que vaya pidiendo.
-¿Y qué le ha pedido?
-De momento, que colabore con la Congregación de los Obispos, para acompañar a los obispos y colaborar en la elección de la nueva generación de obispos que va llegando. Pero tampoco me ha explicado más. Francisco anuncia los cardenales lanzando su nombre desde su ventana. Él controla los tiempos y está apostando por una generación de cardenales y obispos con una mirada distinta, que ha aprendido a curtirse de forma diferente a lo que había en el Colegio Cardenalicio.
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-¿Cómo ha sido su experiencia estos pocos meses como arzobispo de Madrid?
-Ha consistido en entrar y escuchar mucho a las personas que había en los distintos consejos. El plan es continuar con los proyectos que ya se habían generado e ir luego renovando esos consejos. Debemos recapitular todo lo que se ha dicho y crear equipos que desarrollen los procesos.
-Este miércoles comienza el Sínodo de la Sinodalidad, en el que la Iglesia trata de perfilar su futuro tras un amplio proceso de escucha desde la base. ¿Qué expectativas tiene?
-Debemos dejarnos sorprender y estar abiertos a lo que venga, sin seguir 'hojas de ruta' elaboradas por otros de fuera, ni las expectativas que se puedan haber creado. Tenemos simplemente que escucharnos. Ese es el gran reto, además de aprender la propia metodología del Sínodo, que es más plural, más de escucha y más orante. No se trata de un congreso, sino de un proceso de conversión que debemos saber trasladar a nuestras diócesis, a nuestras parroquias y a nuestras comunidades.
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